Algunas heridas tardarán muchísimo en cauterizar. Una de ellas se llama Francisco Franco, de nuevo en el candelero. ¿Trasladar sus restos? ¿No? Para formar una opinión al respecto, lo primero que debemos hacer es no creer la milonga de que el Valle de los Caídos se erigió para “todos”. Quizá les cuenten que los huesos de muchos republicanos reposan allí. Cierto. Pero es necesario matizar que a sus familias no se les preguntó. Dudo que hubieran querido dejar allí a los suyos, junto al verdugo. Ellos amontonados y él en lugar prominente. Una broma de muy mal gusto.
Repasemos la Historia. Justo un año después de ganar la guerra, en el decreto de construcción del Valle de los Caídos, se habla de “homenaje a nuestros muertos…héroes y mártires de la Cruzada”. Miles de presos republicanos intervinieron en la obra. Reducían su condena cobrando un sueldo mísero y trabajando en condiciones deplorables. Diecinueve años después se inauguró el conjunto. Franco, en la ceremonia, volvió con su matraca favorita: que si la Cruzada, que si el enemigo fue derrotado pero no está muerto…Queda claro que el lugar no se erigió para todos.
Hace unos años, en mi viaje de fin de curso de 8º de E.G.B, nos llevaron de ruta y el Valle fue una de las paradas. Recuerdo que me impresionaron las medidas de todo, pero, especialmente, las sensaciones que me dejó la visita: era como si el tiempo se hubiera detenido. Fui uno de tantos. El Valle de los caídos, Patrimonio Nacional, es visitado por 500.000 personas al año entre los que encontramos turistas, curiosos, amantes del patrimonio o de la Historia. Pero el lugar, sin duda, es el último reducto del franquismo. ¿Exagero? Ni un pelo. Actualmente, los folletos del lugar siguen sin hablar de dictadura ni de los trabajos forzosos de los presos en las obras.
El problema es que por mucho que retiren del lugar la simbología franquista, o incluso si se llevan los restos de Franco, dudo que se consiga el resultado deseado. El perro, aun después de muerto, dejó su rabia.
Pido que no trasladen los restos de Franco. Así, dentro de unos años, podremos ir a visitar el lugar junto a nuestros nietos, quienes seguro se descojonarán al comprobar lo animales que fueron sus antecesores: guerra, construcción del monumento como homenaje a unos y después, para mayor vergüenza y escarnio de medio país, se mantuvo sin cambiar nada durante la democracia.
Propongo la creación de un centro de interpretación allí mismo, junto a los huesos de Franco. Y que se explique clarito quién fue ese señor. Que se hable de sus pantanos pero que se cuente también que privó a España de democracia durante 40 años. Que no se conformó con toda la muerte que provocó la guerra (que él y los suyos desencadenaron) y que continuó durante décadas represaliando y ejecutando a decenas de miles de españoles. Pido que se instale un panel que diga claro: Aquí yace Francisco Franco, dictador y asesino. Quizá así tampoco pongamos paz. Pero, al menos, honraremos la memoria de sus víctimas.
Amadeo Barceló Gresa