2013. Año nuevo. Guerra nueva.

 

No se si ustedes son de esa clase de personas que cuando comienza un nuevo año deciden que ya vale, que ya es hora de hacer esas cosas que el pasado año nos dejamos en el tintero sin realizar: el clásico dejar de fumar, el no menos clásico de aprender de una vez inglés, apuntarse a un gimnasio, asistir a un segundo curso de tai-chi, salir a correr por el campo, aprender a nadar. Este año si. De este año no pasa…Pero cuando van a ponerse de corto (de hoy no pasa) oyen las noticias, y todo se estropea.

Como en un bucle temporal, este año nuevo, tampoco parece que vaya a ser distinto…La corrupción de nuestros políticos empieza a ser intolerable. Las cadenas televisivas nos ofenden con programaciones diseñadas para oligofrénicos. Nuestro equipo de fútbol sigue perdiendo cada domingo. Nuestra barriga sigue creciendo. El pelo se nos sigue cayendo. La piel sigue arrugándose. La fuerza de la gravedad se manifiesta empujando hacia abajo nuestras orejas, narices, pechos, nalgas… El Ayuntamiento es tan inoperante como en el pasado. Todo sigue igual, aunque todo esté cambiado. El Príncipe de Salina vuelve a acertar con su cinismo amable y fatalista. Somos los mismos, erramos igual que hace un año (o dos, o tres, o…) y los buenos propósitos de enmienda se empiezan a perder en el laberinto de los días y el dejá vu de la mente.

No tenemos apaño. Pero algo si que ha cambiado: la guerra del año presente, más chiquita que las de pasados años, con más arena, capitaneada por la Francia socialista de monsieur Hollande, que jamás pierde la pulsión de la grandeur que puso de moda De Gaulle hace tanto tiempo, nos va a empujar a toda Europa a las arenas del Sahara y las del Sahel aunque no queramos, entre otras razones porque, dicen, no se puede permitir que las franquicias de Al Quaeda campeen a sus anchas tan cerca del Mediterráneo, no podemos permitir que organizaciones que propugnan la imposición de la Sharía como código de conducta la hagan efectiva, que la ablación del clítoris sea práctica común, que la pulsión medieval que todavía tiene en sus venas el islamismo actual sea Ley de obligado cumplimiento,(cuando sólo debería ser conducta voluntaria para el que así lo quisiera) en fin, que queriendo, o sin querer, estamos metidos de hoz y coz en otra guerra.

Y curiosamente esta vez el movimiento pacifista todavía no ha dicho esta boca es mía. ¿Porqué? ¿Qué razones parecen hacer más justa esta guerra que las anteriores contra el radicalismo islamista no tenían? ¿Qué no la capitanea el Gran Satán EEUU? ¿Las guerras pseudocoloniales que Francia lleva a cabo por todo su antiguo imperio africano son correctas? ¿Los pacifistas españoles han desaparecido? ¿Se han convertido a la teoría de la  realpolitik? ¿Dónde están las manifestaciones contra la Guerra y a favor de la Paz? ¿Han trasmutado nuestros pacifistas la pañoleta palestina por la bata blanca, y están en las manifestaciones contra la supuesta privatización de la S.S., y no se pueden manifestar contra la guerra? ¿Y el movimiento 15-M? ¿Dónde está? ¿Es un movimiento de verano? ¿El invierno los adormece? Me voy a dedicar este año, a cambio de intentar dejar de fumar (otra vez) en responder, o encontrar respuesta a estas insidiosas preguntas que desde el primer mes de este año me asaltan sin piedad. Ya les contaré….

Manuel Bordallo.

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