“Siete hombres fuertemente armados cruzan la frontera franco-española el tercer día de diciembre de 1944. Deberían haber sido ocho, pero Camarasa se ha negado a que su compañero y gran amigo Millán Bielsa vaya con ellos. Le quiere salvar la vida porque sabe que la misión es muy peligrosa. Así que lo rechaza bajo el pretexto de la miopía de Millán, diciendo sobre su amigo “será para nosotros más bien un estorbo que una ayuda”. Junto a otros 23 guerrilleros forman la 2ª Compañía del 2º Batallón, 101ª Brigada, pero solo ellos han sido escogidos para adentrarse en España. El capitán del grupo, Francisco Camarasa, tiene 32 años, su pelo es negro y sus ojos de color pardo oscuro. Su nariz es prominente y, como la mayor parte de sus compañeros, luce una espesa barba. Le acompaña una cicatriz en la ceja derecha que impide la crecida de pelo. Lleva consigo un subfusil automático, 300 balas, 5 cartuchos de dinamita y 2 granadas de mano[1]”.
Francisco Camarasa, natural de Fabara, afiliado al PCE desde 1936 y voluntario del Batallón Komsomol durante la Guerra Civil, cruzó los Pirineos, herido, a comienzos de 1939. Cinco años después cruzó de nuevo la frontera dispuesto a librar una nueva batalla contra los franquistas. Pero la misión terminó de la peor manera posible y, tal día como hoy -un 12 de junio- de 1945, fue fusilado ante la tapia del Cementerio de Torrero.
Unas horas antes se despidió de su familia y amigos asegurando que su conciencia estaba tranquila; sabía que su acusación era una sarta de calumnias. Fue el último fusilado por motivos políticos de nuestra comarca.
En su memoria,
El Agitador Bajoaragonés
[1] Amadeo Barceló, ¡Viva el Maquis!, Tras las huellas de maquis, guerrilleros y clandestinos en el Bajo Aragón (presentación el próximo mes de julio).