Hace dos semanas hablábamos en esta misma sección del antiguo horno de vidrio de Los Crisoles. Hoy, no muy lejos de allí, les mostramos nuevos vestigios del pasado. En este caso, traemos aquí los sillares, los que todavía se mantienen en pie, que formaban parte de un acueducto perteneciente a la antigua acequia del Soto del Puen, en la zona del conocido como Cinglo de Masatrigos. Se trata de un lugar escarpado, junto al que discurre el río Guadalope dibujando perfiles recortados y dejando expuestas las rocas de diferentes colores que componen esta zona. Rojo, granate, gris o beige son algunos de los tonos que muestran los distintos estratos geológicos que las aguas han ido erosionando durante los periodos del Terciario y el Cuaternario. Sin duda, un lugar al que merece la pena acercarse siguiendo el Sendero del Guadalope.