Buri es amigo de la infancia, lo aviso antes de empezar. Por eso me hace tanta gracia entrevistarle. Por eso la entrevista es tan poco convencional. Charlamos durante varias horas de muchas cosas, la mayoría de ellas intrascendentes para la mayoría de los lectores. Por eso no las he incluido aquí. Lo que queda después de la inmensa poda es el retrato aproximado de un tipo que lleva toda la vida dedicado a una obsesión: el fútbol. Primero lo hizo de corto, como jugador, (juveniles del Real Zaragoza, Caspe, Alcañiz, Endesa de Andorra, Fraga) trotando como el toro que siempre ha sido. Cuando los años se echaron encima, desde el banquillo, (Alcañiz, Fuentes, Caspe) ordenando, planeando estrategias, liderando proyectos exitosos.
Hablamos de muchas cosas. Del Barsa y del Madrid. Del hijo que sigue sus pasos. Del mío que sigue los míos. De Messi. De Podemos. De la carrera de su hija tenista. De Caspe. De los viejos amigos. Creo que de lo que más orgulloso se siente es de los chavales que se han ido formando en la Escuela de fútbol base que él coordina. Cuando habla de ello, se nota que lleva el proyecto muy adentro y que se siente dichoso de participar en algo así. Nunca he conseguido llegar a entender un partido de fútbol. Pero entiendo a Buri. Y entiendo su orgullo. Y, aunque no sepa muy bien lo que es un fuera de juego, lo comparto.
No es ese el motivo de que hoy estemos tú y yo hablando pero la noticia es que el Caspe, que tú entrenas, ha conseguido subir a tercera. Sí y estamos muy contentos. No es un ascenso como otros. Llevamos nueve años trabajando con el fútbol base aquí en la comarca y hemos conseguido que salgan chavales que poco a poco han ido avanzando hasta llegar al primer equipo. De veinte que están en la plantilla, trece provienen de la escuela de fútbol base. Los otros son de Alcañiz, tres, y cuatro de Zaragoza.
Supongo que el ascenso, además de alegrarte, te transmitirá una cierta presión. En absoluto. Tenemos muy claro el modelo y este no va a cambiar por el ascenso. La categoría natural del Caspe es Preferente y no hay ninguna necesidad de improvisar para seguir en tercera. Intentaremos mantenernos, claro que sí, pero seguiremos trabajando de la misma manera subiendo o bajando de categoría.
¿Cómo surge la escuela de fútbol base? Había una serie de padres, la mayoría antiguos futbolistas, con hijos que jugaban al fútbol. Algunos de ellos, José Manuel Ferrero, Clavijo, Pablo Tobeñas y Manuel Piazuelo, me llamaron y entre todos decidimos formar el club. Yo venía de Fuentes de Ebro, tenía experiencia y les asesoré. Ya llevamos nueve años…
¿Estás contento con los resultados? Los frutos se ven ahora, cuando hay un montón de jugadores del primer equipo que vienen de aquello. Pero también en las demás categorías, donde el modelo es el mismo y también obtenemos buenos resultados.
Me imagino que contareis con el apoyo incondicional de caspolinos y comarcanos. Totalmente. Ha vuelto a renacer la ilusión por el fútbol en Caspe. Cuando empezamos con el proyecto, esto era un solar, no había estructuras creadas. Hoy Caspe es uno de los sitios de Aragón en los que la gente más acude al fútbol, viene gente del resto de la Comarca. Trabajamos el fútbol base y eso genera ilusión por el deporte.
Caspe siempre ha tenido una gran afición por el fútbol, ¿por qué crees que se había abandonado de tal manera? No lo sé. Quizá la gente antes tuviera otra forma de pensar en relación a este deporte. O quizá no tuvieron la suerte de contar con la base que nosotros nos hemos trabajado.
¿Cómo fueron los inicios de la escuela? Ya te he dicho que el origen fue totalmente espontaneo de gente aficionada al fútbol, pero había que contar con apoyo institucional para echar a andar. Nos dirigimos a la Comarca y al Ayuntamiento de Caspe. La Comarca ayudó los primeros años y ahora ya no lo hace. El Ayuntamiento de Caspe se sumó al proyecto y sigue apoyando. Es nuestro principal patrocinador. Esté quien esté, siempre ayuda.
¿Cuántos niños tenéis? Unos ciento cincuenta. Los más mayores son nacidos en 1995 y los más jóvenes en 2009. Tenemos todas las categorías. Desde pre-benjamines a juveniles. Gracias a la ayuda del Ayuntamiento, los chavales pagan cuotas muy bajas.
No todos son de Caspe. No. Vienen de toda la comarca. De Sástago, Maella, Fabara, Nonaspe… Hasta de Alcañiz.
¿Cuántas personas os encargáis de la escuela? Hay ocho entrenadores. Seis de ellos con titulación. Yo actúo como coordinador de todos ellos. En cada equipo hay, además, dos delegados que normalmente son padres de alguno de los jugadores que ayudan sobre todo en los desplazamientos. Todos los viajes se hacen en autobús. Lo que intentamos es cuadrar los desplazamientos para que se pueda compartir el vehículo. Ese es uno de los principales gastos de la escuela.
Uno de los grandes problemas de muchas comarcas es su falta de identidad. La nuestra en concreto está formada por municipios muy alejados entre sí en los que, además, se hablan lenguas distintas. Vuestra escuela es uno de los pocos vínculos efectivos y afectivos entre pueblos de la misma comarca. Estamos muy alejados de todo y aquí no ocurre lo que en otras zonas, o en Zaragoza, que los clubes se hacen la competencia unos a otros robándose jugadores. Eso ocurre en Ejea, Binefar o Monzón y no aquí. Ahora mismo nuestro trabajo está en auge y, al trabajarse en clave comarcal, se ayuda a que los pueblos pequeños al juntarse con otros, puedan formar equipos competitivos que de otra forma ni siquiera llegarían a existir por falta de personal. Yo creo que, modestamente, sí que ayudamos a crear comarca.
Supongo que la propia sistematización de la práctica de un deporte aportará otros beneficios a la colectividad. Se me ocurre la educación en valores cívicos, el fomento de la disciplina… Cosas muy necesarias hoy en día. Eso está claro. Que ciento cincuenta chavales vengan dos veces por semana a entrenar y el sábado jueguen un partido de competición, muchas veces lejos de su casa, es algo muy positivo. Está claro que cosas malas no les enseñamos. Es difícil que esos chavales lleguen a ser profesionales del fútbol pero mientras lo intentan nosotros ayudamos a fomentar valores como el esfuerzo, el trabajo, la idea de pertenecer a un equipo. Lo más importante, para nosotros, no son los resultados o los títulos sino el trabajo. Se trata de que todos los críos jueguen y tengan las mismas posibilidades de entrenar y competir por un puesto en el equipo. Para ello tienen que actuar con responsabilidad, ser respetuosos con el compañero, acatar las órdenes de un entrenador…
Hablas de otorgarles a todos las mismas posibilidades de triunfar pero es evidente que no todos somos iguales y que para unos las cosas resultarán más sencillas que para otros. Esa criba que, necesariamente, se tiene que producir puede generar frustración. ¿Cómo gestionáis eso? La mejor selección la hacen ellos mismos. Te sorprendes. Ves críos por los que, al principio, no apuestas pero que luego progresan y llegan a hacerlo muy bien. Hay siempre mucho margen de mejora y ellos mismos gestionan sus propias posibilidades a través del entrenamiento y el trabajo duro.
En una localidad con un número tan elevado de inmigrantes, se me ocurre que también la escuela de fútbol puede desempeñar un excelente papel de socialización e integración. Supongo que tenéis niños de origen extranjero. ¿Habéis tenido algún tipo de problema con padres por temas religiosos o culturales? Tenemos a muchos y la experiencia es muy buena. Hay rumanos, varios marroquíes… Como te digo, los críos se esfuerzan por hacerse su propio sitio y, en ese sentido, no hay problemas. A veces con los padres hay que hacer un poco de pedagogía porque tienen sus propias ideas o culturas y hay que explicar las cosas un poco más, pero sin problemas. La gente se integra, interactúa, muy bien.
La verdad es que oyéndote hablar de tanta paz y tanto consenso social me sorprendo un poco. En Caspe, desgraciadamente, casi todo está contaminado por el mal rollo político que se respira. ¿También os afecta a vosotros? No. Ya te he dicho que el ayuntamiento siempre ha ayudado, con independencia de quien esté al frente, y en la Junta Directiva hay gente de todo tipo, con mucha pluralidad, y puedo decir que todos los que estamos en esto buscamos lo mejor para el club y para los chavales. No hay problemas.
Achacabas al trabajo realizado con el fútbol base el éxito que ahora disfruta el Club Deportivo Caspe, ¿tenéis algún tipo de relación orgánica? No, son entidades totalmente independientes económica y funcionalmente. Lo que existe es un convenio de filialidad entre las dos que permite que el Club se nutra de la escuela y que la escuela pueda darle un destino a aquellos chavales que quieran seguir en un equipo grande. Insisto mucho en ello, pero gracias al trabajo con los chavales el club tiene buenos jugadores con los que formar equipo. Antes los jugadores surgían casi por generación espontánea. El acuerdo funciona muy bien.
Hablemos de ti. Toda la vida te recuerdo pegado a un balón. Me extrañó más verte como entrenador. Creía que acabarías cansado del fútbol pero ahí sigues, ¿Cómo surgió la cosa? A los veinte me saqué los dos primeros niveles un poco por hacer algo. El tercero y definitivo lo saqué ya con treinta y cuatro. Del fútbol cansa la competición, tener que ganar. El paso fue algo natural. Me gusta el fútbol y lo de ser entrenador lo hubiera hecho de todos modos. Si todos hiciéramos lo que creemos que sabemos hacer todo iría mucho mejor.
A día de hoy es tu profesión. Sí. Yo ahora mismo vivo del fútbol. Y soy feliz porque he estado en muchos lugares y clubes distintos pero ahora estoy donde quiero estar, en mi pueblo, haciendo lo que me gusta y sé hacer. Nunca te puedes cerrar una puerta ni decir que no harás determinada cosa pero ya te digo que hoy por hoy soy un tío feliz. El fútbol me ayuda en todo. No se puede estar mejor.
Un entrenador no deja de ser el líder de un colectivo y, en ese sentido, se diferencia poco de otro tipo de liderazgos, ¿Cuáles son las peculiaridades de tu profesión? ¿Qué la hace diferente a otras? Yo creo que la clave es tener un buen equipo. Vale más tener un buen grupo de chavales serios y motivados que cualquier táctica. Con un equipazo que no sea capaz de compenetrarse fracasas seguro. Hoy, en Caspe tenemos un grupo espectacular con chavales salidos de la cantera y veteranos que vienen a aportar. Fíjate en el entrenador de moda, Simeone. Tiene lo que a todos nos gustaría tener siempre: once soldados en el campo obedeciendo órdenes al servicio del equipo. No aporta más en cuestiones tácticas pero ahí está.
¿Y cuál es tu aportación personal, el sello Carlos Burillo? Yo he jugado en muchos sitios y he conocido a mucha gente. Lo que siempre he intentado ha sido aprender de todos los entrenadores que he tenido. De todos he sacado algo positivo y la suma de todo eso que he aprendido es lo que me sirve ahora para gestionar el grupo que tengo a mi cargo. Otra de las cosas más importante es poder contar con gente de tu confianza.
¿Cómo es ese grupo? Espectacular. Tenemos chavales de veinte años a treinta y tres, que es el más mayor. Creo que lo hemos hecho bien. Yo, al menos, estoy muy contento.
Ya que llevamos hablando todo el tiempo del fútbol base, es de suponer que te guste el modelo implantado por el Barcelona en la Masía. Conozco a gente allí, algunos ex compañeros, y hace quince días tuve ocasión de visitar las nuevas instalaciones.
¿Y qué tal? Son espectaculares. Pero lo que más me impresionó fue la seriedad y lo educados que son los chavales con los que estuvimos. Esa es la clave.
¿Cuáles son los siguientes pasos a dar ahora? Continuar con el trabajo hecho en la escuela siguiendo el mismo patrón. Contar con la gente que me rodea y, sobre todo, con la implicación de los padres. Eso es muy importante.
Leí en algún sitio que en Estados Unidos había psicólogos especializados en atender a padres desquiciados por los resultados deportivos de sus hijos. Supongo que muchos esperan que su hijo sea un Messi o un Ronaldo. ¿Cómo lleváis eso? Siempre digo que los padres son un mal necesario. Pero con las ideas claras te llevas bien con ellos. Y necesitas su apoyo para salir adelante. Lo que está claro es que todos los niños que entran en nuestra escuela son iguales. Eso es incuestionable.
¿El año que viene qué? ¿Os mantendréis? Lo intentaremos. Nuestro objetivo es sencillo: dejar a cuatro por debajo. A ver qué pasa. Si lo conseguimos bien, y si no seguiremos a lo nuestro.
Antes de terminar tienes que recomendar a nuestros lectores una peli, un libro y un disco. Peli. Me gustó mucho El nombre de la Rosa. En música, me quedo con El último de la fila y Café Quijano, sobre todo por las letras. No soy muy lector. Me gustó mucho uno de Danielle Steel pero ahora no me acuerdo del título.
Por último, ¿Crees que todavía estoy a tiempo de llegar a algo en el mundo del fútbol? (risas) Como le digo a los padres: Estás perfectamente capacitado si empiezas poco a poco. Empieza a entrenarte ya.
Jesús Cirac