El 2 de febrero de 1599 se instituyó la Cofradía de la Vera Cruz en Caspe. Se pretendía ensalzar la reliquia traída por Juan Fernández de Heredia a finales del siglo XIV que había pertenecido al Papa de Avignon Clemente VII.
Entre los objetivos de la cofradía caspolina se hallaba fomentar el culto de la pieza. La reliquia se sacaba con solemnidad en Semana Santa y su fiesta se celebraba el 14 de septiembre. Quizá de entonces proviene la tradición que todavía se conserva: bendecir los términos Vera Cruz en mano a principios del mes de mayo. Otra costumbre -hace pocos años perdida- consistía en mostrar la cruz en el portal de la iglesia cuando se acercaba una tormenta. Perdido el hábito durante décadas, desde 1970 la Cofradía de la Vera Cruz, ahora llamada del Santísimo Sacramento y la Vera Cruz, procesiona de nuevo cada Viernes Santo.
El origen de las cofradías se remonta a los siglos XIV y XV. Constituían una fuente de ayuda mutua, tanto material como espiritual, para los fieles. Ellas se encargaban de los funerales, misas de aniversario, novenas, etc., que garantizaban el descanso eterno de las almas de los cofrades.
Pero lo que no es demasiado conocido es que uno de los principales motivos del nacimiento de cofradías durante el medievo se encuentra íntimamente relacionado con las herejías; llas cofradías de la vieja Europa trataron de encauzar los deseos de perfección y ascesis que propugnaban las corrientes heréticas durante toda la Plena y Baja Edad Media. Desde valdenses y cátaros hasta el wiclyfismo, husismo y, finalmente, protestantismo, los movimientos heréticos fueron un auténtico quebradero de cabeza de la Iglesia durante la Edad Media y buena parte de la Moderna.
¿Además del culto a la valiosa reliquia de Cristo, la cofradía de la Vera Cruz se ocupó en su origen de plantar cara a los numerosos herejes locales, de los que se tiene sobrada constancia?
Quien sabe.