El verano se ha acabado y las calles de la urbanización de Chacón, situadas a unos pocos kilómetros del centro urbano de Caspe, se quedan desiertas. Numerosos chalets aparecen ya con las persianas bajadas y todas las cancelas cerradas. Los pocos propietarios que todavía se acercan por aquí para disfrutar de sus vacaciones van abandonando este tranquilo paraje a orillas del Ebro para volver a sus lugares de origen.
Caminando por las calles, muchas mal asfaltadas y otras embarradas, las parcelas vacías se abren ante nosotros. En otras, la hierba se abre paso a través de edificios casi ruinosos a los que ya nadie visita. La moda de las últimas décadas del siglo XX que hizo crecer esta urbanización se muestra ahora como un cadáver de chalets dispersos y abandonados. Aquí no quedan niños jugando en la calle, ni bares, ni parques. Tan solo algunos pescadores que viven al lado de su paraíso y carteles de “Se Vende” por todas partes.