La historia oral de Caspe cuenta que, esta torre, fue utilizada hace siglos por la Orden de San Juan de Jerusalén. Siguiendo esa tradición, aquí se recogía el cereal que los agricultores pagaban a la Orden. El trabajo de Gregorio Colás de finales de los años 70 (La Bailía de Caspe en los siglos XVI y XVII) confirma que la zona de Pallaruelo, donde se ubica la torre, y la también cercana partida de El Carbazar, fueron lugares donde la religión poseía buenas propiedades. Dejando al margen la tradición oral, a simple vista, la obra de la torre delata su antigüedad, al tiempo que nos indica que sus antiguos propietarios eran gente de recursos.