Pocos deben ser los caspolinos que no han pasado por delante de la conocida Cruz del Capellán y se han parado a leer su ya difuminada inscripción. Pero por si todavía queda algún rezagado, traemos hoy a esta sección la breve historia y algunas imágenes de esta cruz.
La historia refleja, y así aparece reflejado en el pequeño cartel situado a los pies de la cruz, que tradicionalmente los peirones y cruceros cristianos que todavía se conservan hoy en muchos caminos de los pueblos podrían tener su origen en la idea de ofrecer protección religiosa y salvaguarda a los caminantes que los recorrían. Además, a diferencia de los peirones, los cruceros servían también para delimitar el poder jurisdiccional de un territorio.
En Caspe se conservan a día de hoy cuatro cruceros: la Cruz del Capellán, la Cruz Blanca, la Cruz de San Vicente y la Cruz del Cementerio. Se cree que la vieja y fragmentada cruz que hoy nos ocupa puede datar del siglo XIX, aunque su origen no está claro. Junto a ella, hoy se alza una nueva cruz labrada por Francisco Arbonés e inaugurada en 1950. Es en esta nueva cruz en la que se puede leer la famosa inscripción.
“Detente caminante un momento,
Eleva hasta mis brazos tu mirada
Yo soy frescor en boca del sediento,
Bálsamo en las almas laceradas”
Muñoz de Miravete
Año (¿?)