Volvemos a salir del casco urbano caspolino para traer al escaparate del agitador una nueva curiosidad. No hace falta alejarse demasiado. Tan solo hasta los alrededores del conocido Palacio de Rimer, en el entorno del cauce del Guadalope. Allí, sobre una de las pequeñas colinas que lo circundan todavía podemos observar a simple vista los restos de una línea de trincheras que une la zona de combate con algunas posiciones de abrigo que los milicianos empleaban para cubrirse del fuego enemigo.
Aunque eso no es lo curioso. Hay decenas de líneas de trincheras mucho mejor conservadas en buena parte del término de Caspe. Lo llamativo es lo que encontramos si nos subimos a una de las grandes rocas que debían servir como parapeto a los soldados. Allí encontraremos, labrada con buena caligrafía sobre la roca, la siguiente inscripción: Mary M. Año 1949. Sobre su autoría y su significado nada sabemos. Quizá alguien pueda todavía pueda revelarnos su origen…