Cleptocracia, ¿pero de verdad nos merecemos los políticos que nos gobiernan?

La respuesta, evidente, y no por ello menos lamentable, es sí. Puesto que no hemos sido capaces de elegir otros mejores. La democracia, ese abuso de la estadística que decía el gran Borges se empeña en que con nuestros votos esto podría cambiar, pero parece que no nos lo acabamos de creer. No somos capaces de creer en los políticos que nos malgobiernan, pues busquemos otros, que los hay, es cuestión de encontrarlos y votar. Y no dejar que los elegidos cada cuatro años hagan de su capa un sayo. Hay que fiscalizar sus actuaciones hasta el movimiento más mínimo. No dejarles solos, pues son como niños, y como tales cuando se ven libres de vigilancia, son capaces de cualquier cosa. La política es algo demasiado serio como para dejársela a los políticos solamente. Es el momento de la Sociedad Civil  y si no nos ponemos en marcha hoy, con la que está cayendo, habrá que callar para siempre. Viene esto a cuento de las múltiples elecciones que en ese monstruo gigante y extraño que llamamos España, y que algunos llaman estado de las autonomías, nos azotan y entretienen estos últimos días, y a las que la desidia de la ciudadanía van despojando de votos, pero no de escaños para los de siempre como si aquí no pasase nada. Nos encontramos en el borde del abismo, y seguimos dispuestos, como en el viejo chiste de Franco, a dar un paso adelante. Pues, oigan, no. Es hora de pasar cuentas y constatar que en treinta años de democracia, hemos avanzado hacia el vacío. Pues habrá que plantearse (sobre todo los dos grandes partidos nacionales, si es que al PSOE todavía se le puede considerar como tal) una marcha atrás, hasta que demos con la encrucijada en la que nos equivocamos, y coger otro ramal del camino, a no ser que todos estemos convencidos que la caída al abismo sea lo mejor (que, francamente, no lo parece). De todo hay en la viña del Señor. Y los nacionalistas y regionalistas son buena muestra de ello. Gobiernan alternativamente con el partido que convenga a sus intereses, que no son otros que permanecer en el poder, sin otro objetivo que el poder en sí (y los puestos de trabajo que conllevan). A los nacionalistas, y regionalistas, parece que lo de la caída libre les pone y no les da miedo. Siempre estará Uropa para pagar los platos rotos. Aunque Uropa, últimamente parece que no está por la labor. Grecia ya ha consumido dos, o tres, rescates, y sigue en caída libre, no parece que vayan a rescatar a nadie más en esas condiciones. Ojalá los sacrificios que nos propone el PP den sus frutos, ya habrá tiempo de votar a otros en las próximas, si el PSOE es capaz de regenerarse de verdad, y si no, pues hay alternativas, cualquiera mejor que la de quedarse en casa echando espumarajos por la boca y gritando por las calles que los políticos nos roban y son malos. Pues al loro, paciencia y al ataque. Siempre desde la más estricta observancia de las reglas del juego, que para eso lo tenemos.

Manuel Bordallo.

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