Crónica de una jornada de huelga general.

Salimos de Caspe el miércoles 28 a las 20:30 horas en dirección Zaragoza para formar parte de alguno de los piquetes de la Huelga General convocada por los sindicatos en contra de la reforma laboral impuesta por el Gobierno.

Desde el Sindicato nos comunican que los compañeros ya han salido de la sede en dirección a NUREL. En lugar de ir a la sede nos dirigimos allí directamente. Llegamos un poco más tarde de lo previsto pero no nos perdemos nada.  Saludamos a los compañeros del piquete y, en menos de diez minutos, empieza el goteo de trabajadores “desinformados”. El procedimiento es siempre el mismo: se para el coche y se le explica al trabajador por qué  y para qué estamos allí. Nadie se opone a nuestros razonamientos y pacíficamente todos se dan la media vuelta y se marchan, convencidos o no.

La verdad es que fue un piquete muy tranquilo en comparación con lo que vendría después.

Cenamos allí mismo. A las 23:00, más o menos, desmontamos el campamento y nos vamos a FCC. Aparcamos a unos trescientos metros de la puerta de salida de los camiones de basura. Avanzamos por un camino sin saber muy bien a donde vamos. Nos limitamos a seguir a la gente. Se oscurece el camino, pasamos bajo un pequeño túnel y, al llegar al otro lado, lo primero que nos encontramos son tres o cuatro “gorrineras” de la policía y un montón de gente, banderas y algún agitador de nuestro foro.

El ruido es ensordecedor. Trescientos o cuatrocientos manifestantes esperan la salida de los servicios mínimos gritando consignas contra la reforma laboral, la policía y los esquiroles. Pasa algo más de media hora desde nuestra llegada y empiezan a salir los camiones. La gente se echa encima mientras los “maderos” intentan proteger su salida. Se cumplen los servicios mínimos sin incidentes. Volvemos a los coches y nos vamos a la seda de UGT. Allí todo el mundo habla de MERCAZARAGOZA… ya tenemos ganas de ir, pero no lo haremos hasta las 2:30.

Mientras tanto, para hacer tiempo, acompañamos a unos compañeros por Independencia con la intención de decorar el paseo y las calles aledañas. Con el trabajo hecho, volvemos a la sede. El sueño se empieza a notar, nos hemos relajado, y la falta de acción nos pasa factura. “Ahora os despertareis” nos dice un compañero… Es ya la hora. Suenan los móviles al unísono. Es un mensaje de la Federación: Todos a MERCAZARAGOZA. Dicho y hecho, vamos para allá.

Conseguimos llegar hasta el punto donde cierra el paso la policía. El ambiente es parecido al de FCC, pero con mucha más presencia policial y de manifestantes. Gritos, petardos, bombas de humo… El ambiente es casi festivo y los camiones no llegan nunca. Pasa una hora y media y aparece el primer tráiler. El piquete se le echa encima y la tensión aumenta. Llega un momento en el que el camionero decide cruzar su vehículo en la carretera para cambiar el sentido y marchar por donde ha venido y es en ese momento cuando la policía decide entrar en acción. Se sitúa delante del camión para protegerlo pero el piquete no deja de presionar. Se ve ya algún que otro forcejeo. Gritos y más gritos. La situación se descontrola. Se abren las puertas de la caja del camión y la policía carga sin ningún tipo de miramiento. Nuestro compañero Vicente es uno de los peores parados por la brutalidad de los de las porras y un compañero de CC.OO. es detenido. El camión acaba entrando y los manifestantes se marchan carretera abajo. Montamos en el coche en dirección a SAICA y vemos a la policía cargando de nuevo sobre los manifestantes que, como nosotros, ya se van.

Estamos cansados y con mucho sueño. Nos ha tocado correr y, aunque la adrenalina nos mantiene activos, a la media hora de aparcar en la papelera, decidimos coger el coche y volver a Caspe. La noche ha sido larga e intensa y como canta Manolo García, en El Último de la fila, “entre el crepúsculo y el alba, no hicimos otra cosa que dejarnos llevar.”

Llegamos a Caspe pasadas las seis de la mañana, satisfechos por lo vivido. Dormimos un rato y las 10:30 ya estamos en la Plaza Aragón para unirnos a la manifestación local. Aunque no nos acompaña toda la gente que nos gustaría, sabemos que la Huelga General ha sido un éxito. Ahora toca preparar la próxima en el caso de que el Gobierno persista en seguir imponiendo lo que no puede ser admitido por ningún trabajador que se precie de serlo. El Agitador, sin duda alguna, volverá a estar allí.

Néstor Pascual

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