Les pongo en antecedentes aunque no debería ser necesario, pues a estas alturas del mes ya todos lo saben. Y si no, se enteraran en cuanto acabe. El gobierno, que es quien al final nos marca el precio de las cosas, lo niegue quien lo niegue, nos ha im(pro)puesto una doble subida del precio de la luz. Por un lado nos lo incrementa en un tres por ciento, lo cual es muy halagador por su parte, pues consideran que estamos en condiciones de hacer frente a semejante subida a pesar de que nuestros jornales, suponiendo que suban, no lo hagan a la misma velocidad. Por si acaso, ellos, en los campos que les atañen, han llevado a cabo unos generosos incrementos del 0.6, del 1 y del 2 por ciento. Maravilloso.
Este primer impuesto es consecuencia de la llamada brecha eléctrica, concepto que me gustaría alcanzar a estudiar en origen. Quizá si algún día puedo dejar de ganar dinero igual le dedico un rato. Porque sé que yo hace siete añicos que pago la luz por mi cuenta y sé que yo no creé esa «brecha». Y sé que el que al final la acabe pagando para compensar a las empresas eléctricas seré yo mientras los que decidieron instaurarla criaran malvas.
Por otro lado, a aquellos que gasten por encima de la media, entre el tres y el ocho por ciento, se les aplicará un nuevo recargo. Remaravilloso.
Si la primer medida indigna, la segunda enerva cuando no debería causar sonrojo a los que la tomaron. Pero claro, el sonrojo y la vergüenza van unidos de la mano y a nuestros gobernantes hay que explicarles lo que es la vergüenza. De que no la conocen hay ejemplos todos los días.
Y es por este segundo impuesto, lo llamen como lo llamen, que considero procedente dirigir una cartica a nuestros dirigentes, tan alejados del mundanal ruido:
AL MINISTERIO DE INDUSTRIA
Estimado Sr. Ministro:
Observo estupefacto que van a gravar el consumo eléctrico de aquellos hogares que superen la media. A pesar de que esta misiva no vaya probablemente a tener el éxito deseado (léase la supresión de dicho recargo), no voy a desistir de explicar mi punto de vista sobre la citada medida. Por si no lo habían observado desde mi situación.
Intentaré ser objetivo a pesar de que razones subjetivas considero que tampoco me faltan para rechazar rotundamente la medida, pues el sistema capitalista en el que vivimos acostumbra a premiar el consumo y ahora, de repente, nos van a castigar por consumir. Lo cual es sorprendente y doloroso cuando no podemos huir de dicho consumo. Aunque claro, el primero es voluntario y el segundo obligatorio. Sorprende además porque todos los días en los telediarios se nos repite la idea de que este país necesita consumo. Y esta medida conduce, a todas luces, hacia su «contracción»
Aquí van mis razones objetivas para considerar injusto el gravamen con el que se nos va a castigar:
EJEMPLO 1 – El consumo de energía en mi hogar es de 2200 € anuales aproximadamente. Mis suegros, que viven debajo mío, tienen un gasto anual de 2600 euros.
La pregunta es sencilla ¿cuál de estas dos familias pagará recargo por superar la media de consumo eléctrico? La respuesta no lo es tanto: si alguien paga recargo, esa será mi familia. Porque claro, yo también se plantear problemas con truco: en mi hogar todo es eléctrico, mientras que en los 2600 euros de mis suegros se incluyen mil euros de gasoil para calefacción y agua caliente y 150 euros de butano para cocinar. ¿Consideran justo que mi familia pague recargo con un menor consumo energético? Da igual lo que consideren, porque así será.
Vale, dejemos de hacer trampas y pasemos a hogares iguales. Mi hogar tiene todos sus aparatos eléctricos. Me compararé con mis amigos L y C, a los que nombraré por sus iniciales por temor a represalias en forma de cortes de luz o similares. Su pisito es también cien por cien eléctrico y, para que no me acusen de partidista, tiene unas dimensiones parecidas a las del mío (dos metros cuadrados de diferencia. No creo que el hecho sea relevante)
EJEMPLO 2 – Mi hogar ya sabemos que tiene un consumo eléctrico anual de 2200 euros anuales. Por cierto, cantidad que expuesta en pesetas asusta. El consumo anual de L y C sube a 1700 euros.
La pregunta es la misma ¿cuál de estas dos familias pagará recargo por superar la media de consumo eléctrico? La respuesta esta vez es sencilla: mi familia. Pero la respuesta es, al menos, incómoda si entramos a valorar ambas familias:
Por un lado están L y C, recien casados, felices ambos (por ignorancia me atrevería a añadir) y con un trabajo estable y público. Afortunados.
Por otro lado está mi familia, que no he descrito hasta ahora por considerar que no venía al caso. Ahora sí lo hace. Mi familia está formada por mi señora y su servidor, que tienen dos hijos, niña y niño de cuatro y dos años respectivamente. Además, disponemos de un mayor al cargo que, por motivos que no son relevantes, vive con nosotros.
Amén de la evidente necesidad energética de los pequeños y el mayor, si dividimos el consumo por el número de miembros de cada familia, la mía, candidata firme al recargo por exceso, tiene un consumo de 440 euros por cabeza. Mis amigos gastan 850 euros de luz por año cada uno.
Estarán de acuerdo conmigo que el recargo por superar la media, sin entrar en mas peculiaridades, como la situación geográfica de cada familia (¿qué pensarán en Sigüenza de todo esto aquellos que no dispongan de calefacción por gasoil?), es un recargo injusto a todas luces, sobre todo cuando características como la cantidad de miembros de cada hogar se puede calcular según la declaración de la renta.
Se despide de ustedes, quedando a su disposición para cualquier duda, atentamente, un contribuyente.
¿Que por qué me dirijo al gobierno y no a las empresas eléctricas? Porque estas últimas, en la correspondencia mensual que mantenemos (aunque yo todavía no he respondido ninguna carta), me recuerdan que si me cobran mas es porque «se ven obligadas a acatar las sentencias» Valientes. Como si no estuvieran de acuerdo.
Quieran o no, créanlo o no, buscaremos una alternativa. Quieren un consumo responsable, pues lo conseguirán. Yo ya he retomado mi vieja estufa de leña. Y cuando acabe el invierno haré cuentas. Y si me salen, arderán los bosques que tengan que arder por mi chimenea. Que no sé si es bueno o malo, pero sé que me puede salir mas económico.
En fín, nos vendieron un mundo eléctrico y ahora nos penalizan por ello.
Cantan los Marea: «Abre la luz y cierra el gas». Pero dan las ganas, con determinadas decisiones, de hacer exactamente lo contrario: cerrar la luz y abrir el gas…
Daniel Baquer
Daniel Baquer