No podemos asegurar la fecha exacta. Debía ser hacia mediados de los años noventa, porque íbamos al instituto. Tampoco estamos seguros de cómo se llamaba el grupo… puede que Necropsia, o algo así… Pero recordamos perfectamente el concierto que un grupo de chavales, apenas un poco más mayores que nosotros, dieron en un local de peña de la Plaza Madre Ferrán. Todavía hablamos alguna de vez de lo que disfrutamos aquella noche, escuchando a un grupo heavy de nuestro pueblo entre humo y litronas de cerveza…
Pasados casi veinte años desde aquel momento, y tras pasar por diferentes formaciones, algunos de aquellos jóvenes todavía siguen en la brecha. Ahora se llaman Diluendo, y forman un trío forjado alrededor de la amistad y la pasión por la música. Han madurado como banda y como músicos. Y hace poco, publicaron un álbum en un sello nacional, titulado “Sonámbulos”, muy bien acogido por la prensa especializada, y disponible en cualquier tienda de discos o en Spotify, Itunes y Amazon – aunque con el nombre de Diliuendo, por un error informático. Una tarde de domingo nos reunimos con dos de sus componentes en su local de ensayo para charlar un rato. Allí nos recibía Fran Gimeno, batería y cantante, en cierto modo el frontman, y quien parece ser también el pulmón de la formación, no solo por llevar la parte rítmica. Poco después, llegaba Javier Orecilla, bajista y letrista, una persona serena que nos ha trasmitido la sensación de ser el alma poética del grupo, la parte sensible del hard rock sin perder un ápice de actitud. Faltaba Jorge Mustieles, guitarrista y compositor, además de un gran apasionado por el sonido y por la técnica, como cualquiera que haya escuchado el disco habrá tenido ocasión de comprobar. Sin embargo, su ausencia pronto se vio compensada por las constantes alusiones que le han dedicado sus compañeros, así que en cierto modo también estuvo presente. Esto es lo que nos contaron.
El Agitador: “Después de muchísimos años como banda, parece que por fin todo comienza a tomar otra dimensión: habéis grabado un disco, “Sonámbulos”, conseguido fichar por una discográfica, tenemos entendido que estáis grabando un videoclip… por lo cual, vamos a centrarnos más que nada en el presente y futuro de la banda. ¿Qué ha pasado éste último año y qué planes tenéis a corto plazo?”
Fran Gimeno: Justo ayer terminamos en las Saladas de Sástago el videoclip de “Único Sentido” con Javier Giménez. Nunca habíamos trabajado con él pero nos ha sorprendido la profesionalidad del tío y cómo tenemos gente en Caspe que se lo curra tanto en lo suyo. Así como los actores Maritere Montero, la hija de Javier, Jésica, y nuestro amigo “Furro”, que no sabemos lo que hace trabajando en una imprenta. Este tío tiene que dedicarse a la interpretación profesionalmente.
En cuanto al disco lo grabamos como Atlas, el antiguo nombre de la banda. Resulta que por esas fechas apareció con el mismo nombre una especie de proyecto de supergrupo de estilo también heavy-rock, compuesto por integrantes de otras bandas, ya conocidos en la escena, que en su momento sonaron pero parece que actualmente se han olvidado un poco del proyecto. El caso es que tuvimos que cambiar de nombre (otra vez) al actual: Diluendo.
Javier Orecilla: Diluendo es un término musical que quiere decir, en italiano literal, “desvaneciéndose”. Musicalmente significa que, sin cambiar de tempo, se van apagando la música lentamente. A nosotros nos gustó porque suena muy parecido a “Innuendo” y, siendo fans los tres de Queen y encantarnos esa canción, nos quedamos con este nombre. También porque parecía más original y difícil de que nos lo quitaran antes de grabar nada. De hecho, buscamos en el Youtube y sí que hay un Diluendo Trío en Sudamérica, pero ya es otro nombre y estilo.
F.G.: Como Atlas grabamos antes una maqueta “Mirar la realidad”, en los estudios Masterlogic de Mas de las Matas (Teruel) con Juan Carlos Mampel, un tío muy profesional. El resultado final quedó un pocooo… digamos “esbafao”: sonaba demasiado pop, queríamos algo más cañero, sobre todo la voz, que quedó totalmente plana, sin interpretar.
J.O.: Yo creo que soy el único en opinar esto en la banda, pero personalmente, pienso que los temas en sí son muy buenos. Ni se produjeron bien, ni se interpretaron bien, pero creo que se merecerían ser rescatados en próximas grabaciones. Eso sí, tocados y mezclados de otra manera.
F.G: A Jorge (Mustieles, guitarrista ausente), es mentarle la maqueta y soltar “pfffffff…..” (risas)
E. A.: ¿Quizás quisisteis hacer los temas demasiado complejos? En el disco las canciones tienen una estructura más convencional: riff-estrofa-estribillo- estrofa-solo… En la maqueta da la sensación de que, en ocasiones, quizás sobran pasajes en los que no sabemos muy bien a donde queréis llegar.
F.G.: Probablemente tengáis razón en eso. Había temas que, tomábamos un ritmo de salsa, le metíamos guitarras…quedaba demasiado experimental.
J.O.: Está claro que, de volver a grabarlas, habría que quitar partes que están de más. Y aparte, cambiar alguna forma de cantar.
F.G.: El tema es que, en definitiva, el resultado no nos convenció. Sobre todo la voz, yo no puedo ni escucharme, ¡me pongo malo! El problema crónico de la banda es que hasta ahora no hemos encontrado un cantante fijo como frontman. Así que comencé a cantar yo por defecto, porque no había nadie más. Nos hemos ido apañando, apañando y… he acabado asumiendo ese papel además de tocar la batería.
A partir de ahí, decidimos grabar de nuevo, sin más pretensiones que aprender de los errores. Jorge trajo material nuevo más cañero, incluso heavy, y una vez que tuvimos preparados 9-10 temas volvimos a llamar al estudio.
E.A.: Qué habéis tardado en grabar… ¿Nueve meses, tenemos entendido?
J.O.: Aparte de tocar, tenemos nuestros trabajos. Yo grabé todo en una semana, aprovechando el puente del Pilar que tenía libre estuve yendo todos esos días. Fran se iba escapando los fines de semana, pero el que de verdad hincó codos en el estudio fue Jorge. Grabando y, posteriormente, mezclando. Él fue el que se pegó la gran currada. Estuvo estudiando la forma que tenían de grabar los grupos que seguimos y se ha guiado mucho en la forma de trabajar de Dream Theater. En estudio, la mayoría de las bandas graban guitarra y bajo en frecuencias diferentes para que se diferencien los sonidos y no se coman el uno al otro. Nosotros hicimos lo contrario: guitarra y bajo en la misma frecuencia. Curiosamente, es de los pocos discos que he escuchado (y mira que estoy acostumbrado, por defecto, a buscar el bajo en los grupos) en el que no hace falta pegar la oreja para escuchar el bajo y, sin embargo no le resta potencia a las guitarras. El resultado en ese sentido es… ¡cojonudo!
E.A.: Y de cara a un futuro próximo disco, ¿Tenéis material nuevo?
F.G.: Jorge se motivó bastante tras el resultado del disco, se puso a componer a saco y tendremos ya 4 ó 5 canciones a punto de terminar. Ahora anda un poco liado montándose el piso, se quiere independizar…y hemos decidido darnos dos o tres meses de descanso hasta final de año. Creo que es necesario de vez en cuando, parar hasta de ensayar. Después de Navidades nos volveremos a reunir y, si nos ponemos las pilas, probablemente en no mucho tiempo iremos a por el nuevo disco.
E.A.: Se ha comentado que hay intención de publicar el disco en México, ¿Qué nos podéis decir sobre ello?
F.G.: Ocurre lo siguiente. Quedamos bastante contentos con el resultado del disco, hicimos las copias y sacamos a la venta 500 que es lo mínimo (nos lo comeremos con patatas, pensamos…). Después de vender unas cuantas copias o regalarlo a gente que sabemos que le gusta el tema, comenzamos a enviarlo por Internet a las pocas casas discográficas que quedan, que ya sabemos todos que últimamente no se compra mucha música. Nos respondieron dos. Una era una especie de mero distribuidor, que es cómo funciona la mayoría ahora: Vosotros me pagáis, yo os distribuyo el disco y si sale bien, ganáis dinero. La otra era parecido pero con mejores condiciones. Ya apenas había que poner dinero, nos ofrecían un trato más como antes: Vosotros hacéis las copias, ya lo habéis grabado, pero nosotros los distribuimos y…
J.O.: …y es un sello discográfico (Fish Factory), no es lo mismo que un autónomo que se dedica a distribuir discos. Así que fichamos por ellos.
F.G.: Es una compañía bastante reciente pero lleva ya una veintena de grupos fichados. Están moviéndose mucho. El tema de México viene porque han contactado con otra discográfica similar de allá y están realizando un intercambio entre bandas de uno y otro lado. Se nos propuso la idea y claro, ya nos vinimos arriba. También se comentó la posibilidad de distribuir en Japón y en Italia. El caso es que, tras la euforia inicial, parece ser que no es tan fácil ni rápido como parece, y se ha enfriado un poco la cosa.
E.A.: Porque además, el mercado latinoamericano puede ser interesante para este tipo de música, más que el español, ¿Cómo lo veis?
F.G.: El primer distribuidor con el que hablamos estaba convencido de ello. Es más, opinaba que había que ir sí o sí y olvidarse del mercado español, en el que poco hay que hacer. En el fondo creemos que tiene razón. Pero pedía demasiado dinero para distribuir las copias y no hicimos trato con él.
E.A.: ¿La manera de presentar el material a las discográficas es como siempre? Es decir, ¿Grabas una maqueta, te la llevas de paseo por los distintos sellos y a esperar que les guste?
J.O.: Eso no ha cambiado. La diferencia es que ahora es todo muchísimo más rápido, gracias a Internet.
E.A.: ¿Quizás esa diferencia ha recortado la ventaja que tienen los grupos de las grandes ciudades, que siempre lo han tenido más fácil a la hora de hacerse oír, respecto a las bandas de pequeñas localidades de la España periférica como vosotros? Es decir, un músico de Madrid sale de casa, se da un paseo y ya ha podido enseñar su material a multitud de sellos, además de tener más posibilidades de tocar en salas donde dejarse ver por la gente de la escena. ¿Creéis que gracias a Internet, Myspace… lo tenéis más fácil para ser escuchados que, por ejemplo, hace 10-15 años?
F.G.: Sí. Bueno, de hecho, cosas que colgamos aparecen en los lugares menos sospechados. Un ejemplo: Está el disco listo para descargar, gratis, en una página de…Corea. Y no tenemos ni idea de cómo ha llegado allí. Te metes en la página, está todo escrito en coreano y dices “!Ahora cómo coño le doy al Me Gusta!” (risas).
J.O.: Además de en Corea, nos hemos encontrado el disco en páginas en ruso, otras escritas en alfabeto griego…la discográfica nos ha comunicado que en Tokio, el disco ya ha sido comprado por dos personas. Cosas curiosas.
F.G.: En ese sentido Internet da facilidades porque hoy en día es muy difícil vender discos físicamente. El disco está distribuido. En El Corte Inglés vas y te lo encuentras, al lado del de Duncan Dhu (risas). En Puerto Venecia, la FNAC…en cualquier punto de Zaragoza, en el Media Market de Tarragona también ¿pero quién compra discos físicamente ahora? Alguno como yo y poco más.
J.O.: Por otro lado, tampoco es Internet la panacea porque seguimos siendo borregos. Teniendo hoy en día toda la música que quieras a tu alcance en un click, seguimos escuchando lo de siempre, y yo me incluyo. Y si ves que alguien le ha dado al “Me gusta” en una canción, tú también. Somos así.
También sería interesante que supiera la gente que ya estamos en Spotify, pero nos metieron con un error de imprenta. Ahora no somos “Diluendo”, sino “Diliuendo”, que mira que lo han hecho difícil. Estar estamos pero no nos encuentra nadie. Llevamos un tiempo, por una parte la discográfica, y por otra nosotros por nuestra cuenta, metiéndoles caña para corregir el error pero técnicamente debe de ser bastante complicado. Además de en Spotify, estamos en varios soportes digitales como Amazon o Itunes, pero con el puñetero error. Eso es importante y os agradeceríamos que lo señalarais en la entrevista.
E.A.: ¿Ahora con un disco en la calle, tendréis que salir más a tocar para promocionarlo?
F.G.: Una de las cláusulas del contrato que firmamos con la compañía era que podían hacernos de manager para conciertos, y nos pareció de lo más interesante, a ver si nos movíamos un poco. Una vez que firmamos lo que nos sorprendió fue que, hoy por hoy, pensábamos que era más difícil grabar un disco y que te lo distribuyera una discográfica y que tocar en directo era relativamente fácil. Y nos ha pasado lo contrario.
J.O.: En recintos amplios o en festivales tipo “Viña Rock” no quieren a nadie que no sea conocido, salvo que tengas una agencia de manager importante detrás o padrinos. Siempre tocan los mismos, y es muy difícil romper eso.
F.G.: Y en salas pequeñas, que era lo que más ilusión nos hacía, irnos un par de fines de semana al mes a Madrid, Barcelona… lo que hacen es: te alquilan la sala, si la llenas y cobras entrada, genial, pero si no la llenas que es lo más normal, porque no nos conoce ni Cristo, palmas. Hemos conseguido tocar en Zaragoza en la sala “Utopía”, porque no nos cobraban alquiler y hemos dado 3 ó 4 conciertos más este verano, pero la experiencia no ha sido muy allá. Poca gente… está muy complicado el mundo del directo.
J.O.: Es mucho cosa del momento. La crisis brutal que estamos viviendo.
F.G.: Al fichar por la compañía, no me hice ilusiones de dejar de trabajar porque tampoco es eso, pero sí de vivir un poco más este mundo que desde pequeño me ha fascinado. La experiencia nos ha dejado algo desmoralizados en este sentido. De todas maneras, estamos buscando manager por Internet, a ver si hay alguien que nos mueva un poco más.
E.A.: Tenemos preconcebida la idea de vosotros como banda de que os gusta más grabar que tocar en vivo, ¿Es cierto? ¿Pensáis que podríais haber llegado a sacar disco antes, o ser más conocidos, si os hubierais movido más por las salas?
F.G.: Podría ser. Sí que es cierto que las mayoría de bandas funcionan lanzándose a tocar una vez tienen cuatro canciones listas. Nosotros hemos sido más de encerrarnos en el local y en el estudio.
J.O.: Probablemente, de la otra manera, hubiéramos perdido menos tiempo en preparar las canciones. Sería otro estilo, seguro. Los grupos que pierden tiempo ensayando en el local, creo que a la larga se nota en la calidad de las composiciones. Aparte de las horas que echamos en casa.
E.A.: ¿Cómo podéis compaginar vida familiar, trabajo, etc… con la banda?
J.O.: En eso, no ya Internet, sino los ordenadores, nos han facilitado mucho la vida. Se compone todo con MIDI. Jorge el que más, y lo que compongo yo, siempre me lo acaba retocando (risas).
F.G.: Nos mandamos las partituras, yo tengo mi batería electrónica en casa y las ensayamos con el ordenador delante. Vamos a ensayar al local pero con las canciones aprendidas, a tiro hecho.
E.A.: De cara a posibles futuros bolos, ¿Habéis pensado en buscar un vocalista “a dedicación plena”?
F.G.: Sí que pusimos un anuncio en Facebook buscando frontman y respondió Pablo Morales. Nos alegramos mucho, vino a probar unos días, tenía texturas de la voz parecidas a la mía en algunos pasajes… nos pareció ideal. El caso es que últimamente anda muy ajetreado con el musical de Jesucristo Superstar Caspe, que lo van a volver a representar y tenía problemas de jaquecas cuando cantaba tonos agudos. De momento no le vamos a insistir más y cuando esté menos liado, veremos. De momento, sigo cantando yo.
También, de cara a futuros bolos, nos hemos planteado hasta contratar un batería para estar al 100% a la voz. Me fastidiaría, porque a mí lo que me gusta son las baquetas. ¡Ojo!, que con el tiempo a lo de cantar le coges el gusto, pero lo dicho, soy cantante por circunstancias.
E.A.: ¿No os ha picado nunca la tentación de caer en lo que han caído muchos grupos de rock: crear una orquesta de versiones rock o grupo tributo, aun compaginándolo con tocar las canciones propias? Parece que funciona bastante últimamente y podría ser una fuente de ingresos.
F.G.: Sí que funciona sí y, en una reunión, hubo un pequeño planteamiento de formar una orquesta rock. Pero adivina quien hizo “pfffffff…” (risas)
J.O.: Ahí Jorge tuvo razón, por una vez (cachondeo generalizado, esta sana costumbre nuestra de pelar al compañero ausente). Es cierto, cuando conviertes tu hobby en trabajo, complicado. Él dijo “Yo vengo aquí a desconectar y a hacer algo que me gusta, si queremos convertir esto en un negocio, echo más horas en mi trabajo y gano más. Y llego a casa y me quedo leyendo un libro”.
F.G.: Para un batería es diferente, te puedes divertir mucho tocando versiones. Tocamos alguna versión guitarrera en los ensayos para calentar dedos, pero son temas que no conoce ni Dios. A Jorge, salvo Queen quizás, no le motiva tocar temas clásicos de rock. Aparte de que le encanta componer: lo mataríamos si le hiciéramos eso.
E.A.: Hemos hablado antes de los Estudios Masterlogic de Mas de las Matas y su propietario J.C. Mampel. Parece ser que todos los músicos de la zona se mueren por grabar allí. ¿Qué tiene Mas de las Matas?
J.O.: Él de entrada ya es conocido en el mundillo porque es músico: ha estado cantando en orquestas de la zona, como la Camaleón. Segundo, es un tío muy bueno, intenta estar a la última siempre, tanto en cursos como en material…
F.G.: Entrabas al estudio, todo impoluto y ya oías “Ese micro me lo acabo de pillar en el Thomann, 1200 euros, ¡no lo toques que se cae!”. Es otro sibarita del sonido, otro friki como Jorge (…).
E.A.: ¿Entonces habrá habido química entre ellos?
J.O.: Han hecho una simbiosis perfecta, parecían críos trabajando juntos. Ahí se quedaban los dos emocionados con las mezclas deliberando, y nosotros mirando por la ventana. Hacía horas que nos habíamos perdido.
F.G.: Era acojonante verlos trabajar juntos. El tema del sonido se lo han currado todo ellos dos. Preguntaban “¿El sonido de la caja de la batería, lo quieres más envolvente, o con más cuerpo? y ahí iban nuestros tecnicismos “lo que yo quiero es que suena mas “pah!” que “pof!”, etc… y ellos hacían lo que podían. El resultado, ya veis, no ha estado tan mal.
E.A.: En vuestro vídeo de Youtube “Tempus Fugit”, comentáis que se trata de una canción de Hard Rock con toques progresivos. ¿Cómo se puede explicar esto un poco mejor a los no iniciados?
F.G.: Pensamos que es la mejor definición. Hard Rock porque, aunque tengamos influencias, no es metal, ni mi forma de cantar tampoco es tan cañera. Quizá algún tema como “Cara a cara” podría catalogarse como Heavy Metal, pero también como Hard Rock acelerado. Progresivo, porque el Hard Rock convencional se basa en un buen riff de guitarra y compás de 4×4, y nosotros intentamos ir un poco más allá en eso.
J.O.: El tema de los compases: Jorge no puede hacer un 4×4 durante una canción entera. Puedes empezar en 4×4, pero llegará un estribillo y te lo cambiará a 6×4, o 3×4…y la verdad es que eso le da mucha vidilla a las canciones. Muchos grupos últimamente tienden a hacer esto. Avalanch lo hace continuamente, por ejemplo, y si está realmente bien hecho no te das cuenta.
E.A.: ¿Puede ser esto último una diferencia entre el disco y la maqueta anterior, la tan sólo aparente sencillez de las composiciones? En “Mirar la realidad” se notaban mucho los cambios de tempo dentro de la misma canción. En “Sonámbulos”, te parece estar escuchando temas de hard rock convencional, pero con un algo…
F.G.: En la maqueta es cierto que quizá se notaban los cambios de tempo demasiado, había partes de las canciones que quedaban como “pegotes”.
J.O.: Cuando esos cambios de ritmo están, pero no se notan, es cuando la canción queda realmente bien. Además, hay por lo menos 3 canciones en “shuffle”, tocando atresillado, pensando en 3 (ternario) en vez de en 4 (binario), que es mas típico de otros estilos como el blues o el jazz.
E.A.: Es síntoma de evolución eso, ¿no?
J.O.: Sí, aparte de no encasillarte en un estilo. Está todo tan trillado que hay que buscar la manera de cambiar los parámetros un poco. Tú no escuchas, por ejemplo “Eres libre” y dices “¡está compuesto en ternario!”, pero notas que la canción camina de una forma diferente.
E.A.: Algo que nos ha hecho bastante gracia: hemos leído en varias críticas ya que os consideran una especie de “Héroes del Silencio metaleros”. ¿Alguna opinión al respecto?
F.G.: ¡Me lo dicen mogollón, tío! Pero lo más cojonudo es que ni siquiera me gustan los Héroes del Silencio. ¡Ven que somos de Zaragoza y ya nos han cascado el Sambenito!
J.O.: A mí tampoco me gustan pero bueno, lo considero un halago. Llegar donde llegaron estos tíos en aquellos años…
F.G.: Puede ser que en algún puntillo la voz…pero vamos, ¡que no me ha influenciado para nada ese hombre (Bunbury)! ¡Que no me cae ni bien! Esa forma de sobreactuar “¡uuuooooooooh!”… nos han etiquetado como baturros y punto. Eso creo.
E.A.: ¿Qué publicaciones, blogs, emisoras…serían la referencia para este estilo musical en Aragón?
J.O.: Una referencia en Aragón sería la página “aragonmetal.com”. Aparte de eso (silencio) poco más.
F.G.: La verdad que en Aragón no hay casi nada. En Madrid, Barcelona o Valencia sí que hay bandas que suenan pero ahora mismo por aquí, no te sabría decir una que tiren un poquillo ahora. Haber habrá pero estarán a nuestro nivel y no las conocerá ni Dios. En el resto de España, te podemos decir Avalanch, Warcry… pero en Aragón, ahora mismo no sé que decirte, (otro largo silencio) ¿los Héroes?
E.A.: Y de la parte de Alcañiz por la zona del Bajo Aragón turolense, Maestrazgo… ¿No hay nada? Históricamente han salido siempre bastantes bandas allí.
F.G.: Sí que salen, sí. Pero no sé qué agua beben allí, que son todos super punks.
J.O.: No sé si será porque fue una zona muy castigada por el fascismo en la guerra, pero es cierto que más allá de Alcañiz hay mucho movimiento de punk-rock.
E.A.: ¿Zona de Monzón-Binéfar, quizá?
F.G.: Mmmmm… ahí puede ser. Allí hay hasta grupos de Death Metal. Ahora que lo decís por esa zona sí que ha habido más tradición metalera: bandas como Ouija y demás. De hecho, estamos buscando garitos para tocar y por allá sí que hay posibilidades.
E.A.: ¿Y el futuro del Heavy cómo lo veis? Se ve como una música más bien relacionada con los años 80-90…
F.G.: Los 80 fue la edad dorada y eso no va a volver, seguramente, pero la escena se ha quedado.
J.O.: Y ahora que somos todos un poco más universales gracias a Internet y que en Sudamérica son muy heavys… allí no se acaba.
F.G.: Muerto tampoco está ni de coña. Buscas páginas por dedicadas a heavy-rock y hay infinitas. Para volverse loco. Y a Latinoamérica cualquier grupo español en cuanto puede va para allá. Sôber ha estado mucho. Todos.
E.A.: Nos da la sensación de que debe ser un público más fiel.
J.O.: Es más pasional. Más entregado. En España somos más pasotas. Simplemente con ver los comentarios de Facebook, cómo lo sienten… es como los 80 aquí.
F.G.: En España tampoco ha habido una gran tradición rockera pero, desde luego, cada vez menos. Éste es un país más bien pachanguero.
E.A.: Aparte de la comentada calidad musical del disco, nos han sorprendido las letras de las canciones. Son complejas, elaboradas, con mucho significado (igual viene de ahí lo de los Héroes, pensamos). ¿Seguís una sistemática o rutina especial a la hora de componer?
F.G.: En eso nuestra manera de trabajar tampoco es muy normal. Generalmente, las bandas tienen una buena letra y, sobre eso, trabajan: “esto va a ser el estribillo, esto el final, le ponemos los acordes, el solo, etc…”. Nosotros, al revés. Tenemos siempre un “chorizo” de ritmos y riffs. Una vez tiene algo de forma, a todo eso, hay que ponerle letra. Entonces es cuando éste (Javi Orecilla) se rompe la cabeza para escribir algo que quede bien.
J.O.: Sí, aunque en el disco estos dos se han comprometido un poco más. Fran ha escrito dos letras y Jorge tres. Curiosamente, hasta ahora he tenido cierta facilidad para escribir (para otras cosas no…). Lo importante es saber de qué quieres hablar y eso, la música te lo dice. Que la melodía es alegre, pues escribo una letra sarcástica. Que es más grave, más tajante, vamos a hablar de algo serio como la Guerra Civil, como en “Cara a cara”.
E.A.: Tema complicado de tocar siempre, la Guerra Civil.
F.G.: Sí, nos ha de pasar de todo. En el Facebook ya nos han llamado fascistas en alusión al videoclip de “Cara a cara”.
J.O.: La letra habla la historia de dos hermanos que luchan en frentes distintos, y nos cuidamos muy mucho de ser imparciales y respetar ambos bandos. El caso es que alguien escribió “fascistas de mierda” o algo así cuando la única bandera que aparece en el vídeo, imágenes extraídas de un reportaje, es la republicana. No sé, antes de escribir gilipolleces estudia un poco de historia por lo menos.
Volviendo a la letra, la de ese tema (Cara a cara), se puede atribuir a cualquier bando, y cada cual la pude interpretar como quiera. Ocurre lo mismo con la balada “Dulce Transición”: la escribí pensando en mi suegra (fallecida) pero salvo una frase, que la encasilla en una sola persona, el resto de la letra la puede hacer suya cualquiera. A mí me gustan las canciones que puedas tararear y emocionarte, las puedas poner en tu vida. Yo creo que esas letras son las buenas. Escucho una canción sobre… Juana de Arco, o Alejandro Magno, las tarareo y me quedo igual porque son hechos muy concretos que no llego a vincular con un recuerdo o situación personal.
F.G.: A veces ocurre que tenemos la melodía y ritmos de la canción terminados y la letra no. Entonces, sobre esa base, canto en espanglish “¡guachurugüeinauuuu…!”. Lo grabamos y entonces es cuando Javi encaja la letra en “eso”.
J.O.: También tenemos pensado, de cara al próximo disco, componer las letras con más pausas, tonos cómodos… pensando en que el batería es el que canta. Porque está fuerte y corre medias maratones, si no en los directos se nos ahogaría. Aunque, de momento, aguanta el tipo.
E.A.: ¿Recibís o habéis recibido alguna vez algún tipo de ayuda institucional?
J.O.: La única ayuda, pero muy importante, es el local de ensayo. Nos lo proporciona el Ayuntamiento y no pagamos nada por el alquiler. Por eso, cuando nos han llamado para tocar en cualquier evento que se celebrara en el pueblo, siempre nos hemos comprometido. Aparte de no cobrarles nunca nada.
F.G.: Tener un local bien acondicionado y que no tengas que ir a la quinta leche, es lo más importante para seguir tocando y no dejar una banda. Es más, antes de venir aquí, estuvimos un año y medio sin local fijo, arreglándonos como podíamos en una peña, y la cosa cambia: la gente se cansa, deja de venir a ensayar… Cuando nos consiguió este local el Ayuntamiento, por mediación de Sacris, fue un pequeño milagro.
E.A.: Por lo que se ve, la prensa especializada os está tratando bastante bien. ¿Estáis contentos con las críticas?
F.G.: Por ahora, el mejor sabor de boca que me he llevado tras fichar por la discográfica ha sido éste. Han movido el disco por la prensa y, hasta ahora, no he leído una mala crítica. Nos han puntuado con un 7, un 8… que alguno dirá “es que no ponen mal a ningún grupo” Sí que ponen, sí. No en plan “qué mierda de grupo” pero de cincos y seises sobre diez, se ven bastantes.
E.A.: Y fuera de la prensa especializada, ¿Se han interesado los medios de comunicación locales o comarcales?
F.G.: Habrá que darles un toque, porque de momento no. Y fíjate que, cuando sacamos la maqueta, sonamos en SER Caspe bastante, nos entrevistaron…
J.O.: …por aquel entonces estaba Carlos Grañena en la radio, echándonos un capote.
F.G.: Habría que ir mirando ese tema, por ejemplo, en Antena Aragón. Sí que sabemos que tienen un programa que llevan bandas y es relativamente fácil acceder. Tendríamos que buscar un punto de contacto con ellos o algo. Eso hay que hacerlo, ya.
E.A.: Ya para ir terminando. Los inicios de las grandes bandas están plagados de jugosas anécdotas. Ensayos en condiciones precarias, conciertos con desenlaces surrealistas… ¿Cuál es la vuestra?
J.O.: Habría que remontarse muy atrás, los comienzos con Declive… pero iríamos muy borrachos y no recordamos ninguna en concreto (risas).
F.G.: De aquella época recuerdo un concierto en un local que tuvieron la peña Kasiguapos, que era una granja de pollos, y como batería usamos un montón de bidones.
E.A.: Generalmente, terminamos las entrevistas preguntando por un disco, un libro y una película. En vuestro caso, vemos más adecuado preguntar por vuestras influencias musicales.
F.G.: Somos los tres de escuchar mucha música. En mi caso, siempre me ha tirado el Metal pero últimamente he bajado un poco el pistón y estoy entre metal y rock, pero siempre con la etiqueta “progresivo”, que las canciones estén curradas, con pasajes largos, etc… Dream Theater en plan más cañero, Porcupine Tree algo más rockero. Luego me sigue gustando el rollo Power Metal de la vieja escuela tipo Kamelot y Symphony X. De bandas clásicas, Queen y de Heavy Metal, me quedo con Iron Maiden. Yo veía con 14 años las portadas del “Eddie” y “¡guaaaauu!”, eso lo viví mucho.
J.O.: Yo soy muy tradicional. De hecho, ahora en el coche llevo el “Youthanasia” (Megadeth). Me he quedado en los 80 y los 90, pero es que de entonces hay mucho material y no te lo acabas nunca. También escucho más metal español: Warcry, Avalanch, Alkimia, Tierra Santa…quizá por eso se me dé bien escribir canciones. También en casa escucho mucho celta y “New Age”. De nuevo, cosas que me van mandando éstos, que siempre están investigando, y suelen acertar.
F.G.: El que tiene el abanico de gustos más amplios es Jorge. Con Queen, Extreme y Dream Theater coincide con nosotros, pero aparte le encanta el blues, superguitarristas tipo Eric Johnson, vocalistas femeninas de jazz…
E.A.: De Latinoamérica, paraíso del rock en español, ¿seguís algún grupo?
J.O.: Últimamente, para promocionar nuestro trabajo, nos vamos metiendo por el Facebook de grupos de allá y, sobre todo por Ecuador, hay un movimiento brutal ahora mismo.
F.G.: Aparte de Rata Blanca (mitos del heavy argentino), me gusta mucho el metal brasileño. Uno de mis baterías preferidos es Aquiles Priester, antiguo componente de Angra. Después de Angra le he ido siguiendo la pista por todos los grupos que ha estado y, en todos ellos, la fusión de metal con ritmos latinos que hace, es impresionante.
Llegados a este punto, decidimos terminar la entrevista, y coronarla tomando unas cañas en el bar de La Glorieta. Allí seguimos hablando sobre el grupo y el panorama musical actual. Recordamos también el pasado, y cómo durante nuestra adolescencia existieron en Caspe bastantes bandas… En fin, que hemos acabado con la sensación de que podíamos haber continuado la charla durante toda la tarde. Ya habrá otras ocasiones. Diluendo no termina aquí, y proyectos no les faltan, como hemos visto. Así que solo nos resta desearles mucha suerte en el futuro, no sin antes dejar para todos los seguidores del grupo, como si fuéramos la Metal Hammer o algo por el estilo, dos pinceladas sobre su historia y el material que utilizan, y que ellos mismos amablemente nos han proporcionado.
Para los nostálgicos
Podéis ver que, en la entrevista, nos hemos centrado en el presente y futuro inmediato de la banda. Estos tres músicos llevan detrás una trayectoria, juntos y por separado, demasiado dilatada como para intentar abarcar todo sin que resulte difícil de digerir por los lectores. Sin embargo, dejamos hueco para este árbol genealógico con las diversas formaciones por las que han pasado los actuales componentes de Diluendo. A los que superéis la treintena, como nosotros, puede que este “Rincón de la Nostalgia” os evoque personajes y recuerdos que ya comienzan a ser lejanos. A los más jóvenes: les invitamos a descubrir que, no hace tampoco tanto tiempo, el Heavy Metal dominaba Caspe.
Para los “Técnicos”
A toda esta gente: músicos o apasionados por el sonido en general. Quizá les interese saber qué más hay, aparte de muchas horas de rodaje, para obtener la calidad de sonido de nuestra banda entrevistada. Cada uno de sus componentes nos explica qué equipo e instrumentos usan. Cabe destacar que, con Jorge Mustieles “Palillos”, ha habido que resumir bastante: él solo tiene más stock que los almacenes del “Thomann”. Amplis valvulares “pata negra” modificados por ingenieros, emuladores digitales importados de EEUU… eso y más nos lo encontramos muerto de risa en un rincón del local de ensayo. Jorge siempre busca algo.
El equipo de Jorge Mustieles:
Guitarras, IBANEZ RGT 3120, PRS CUSTOM 24 y SCHECTER HELLRAISER 7.
Ampli, AXE FXLL.
Javier Orecilla lleva:
Bajos, IBANEZ.
Ampli, ASHDOWN.
Fran Gimeno, lleva:
Batería, PEARL MASTER CUSTOM, Parches REMO AMBASSADOR CLEAR Y COATED en caja, Baquetas VIC FIRTH 5BN.
Iván Sanz y Óscar Adell
Colaboración y fotos: Marta Ramos