El hundimiento de la derecha caspolina en las últimas elecciones municipales explicado a los niños.

Aunque lo ocurrido en Caspe hace ahora poco más de una semana es tan claro y abrumador que admite pocas interpretaciones, dos días después de la debacle popular, la candidata fallida a la alcaldía caspolina por el PP todavía intentaba justificar en Radio Caspe su estrepitoso fracaso haciendo gala de una proverbial falta de sentido del ridículo. “Nosotros no hemos tenido que ir persiguiendo, condicionando o intimidando a la gente, porque eso de ir pidiendo el voto casa por casa hasta intimida; nosotros  creemos en la libertad de las personas, que está por encima de todo a la hora de buscar ese voto”. Ni siquiera en la derrota la candidata es capaz de apearse de su arrogancia. Prefiere seguir la senda de la crepuscular Esperanza Aguirre en lugar de la que han seguido la mayoría de los líderes del PP que, simplemente, han aceptado la incontestable realidad de los hechos, en muchos casos dimitiendo de sus cargos.

Basta tirar de calculadora para darse cuenta de la torpeza de sus palabras. Las tres fuerzas políticas que en 2013 impulsaron la polémica moción de censura que se llevó por delante el gobierno del PSOE sumaron en 2011 2.275 votos, un 51,74% del total (PP-729, CPC-862, PAR-684) frente a los 1.500 del PSOE (34,11%) y 450 de CHA (10,23%). Podemos criticar la oportunidad de la moción de censura pero es un hecho que los números les favorecían. En 2015, las mismas tres fuerzas políticas (recuerden que el CPC absorbió al PP caspolino dando lugar a una única candidatura) sumaron tan solo 1.377 votos (32,17%) Se dejaron, pues, 898 votos en la gatera (un 19,57%) y tres concejales. El PAR, de hecho, ni siquiera consiguió representación, quedando fuera del Ayuntamiento después de dos décadas de presencia continuada en las instituciones caspolinas y del ejercicio de una importante cuota de poder. Si nos centramos en la confluencia entre PP y CPC, vemos que pasamos de 1.591 votos (36,18%) en 2011 a 1.127 votos (26,33%) en 2015. Se dejan 464 votos (9,85% menos) y un concejal.

El PSOE, a su vez, incrementa en 344 su renta electoral (del 34,11 al 43, 07%) ganando dos concejales y una incuestionable mayoría absoluta que le va a permitir gobernar cómodamente en solitario. Si agregamos el resto del voto de izquierdas (CHA y Aragón Sí Puede) nos encontramos que en Caspe 2.643 ciudadanos votaron por opciones de izquierdas (61,73%) frente a 1.377 (32,17%) que lo hicieron por los partidos del tripartito. Casi exactamente el doble.

En su comparecencia radiofónica, la candidata intentaba salir como fuera del atolladero antes que asumir su responsabilidad en público. “Yo no sé si algún sociólogo puede dedicarse de lleno a hacer un estudio de lo que ha sucedido en Caspe.”  Yo no soy sociólogo, tan solo soy un ciudadano que ha seguido la deriva de la política caspolina en los últimos dos años, pero me atrevo a explicarle a la fallida candidata popular qué es lo que ha hecho mal en este tiempo y por qué los caspolinos han decidido enterrar a todos los que formaron parte del tripartito:

  • 1. La moción de censura fue legal pero inoportuna. Las circunstancias personales que atravesaba el entonces alcalde eran demasiado duras para que los ciudadanos de Caspe las valorasen únicamente en términos de oportunidad política. Nadie creyó las explicaciones dadas y el desenlace final no hizo sino agravar la percepción generalizada de que quienes eran capaces de hacer algo así no merecían ninguna confianza. (El desgraciado texto publicado el mismo día del entierro en el que se criticaba de forma despiadada la decisión de la familia de Florencio Repollés de no aceptar la presencia de los impulsores de la moción en el funeral fue la muestra más clara y funesta de la torpeza que acabaría por convertirse en marca de la casa del tripartito)
  • 2. El tripartito ha seguido una nefasta política de comunicación. La confluencia de contenidos entre los medios tradicionalmente afines al tripartito (CPCBlog, La Verdad de Caspe y El Guadalope) deja claro que su acción respondía a una estrategia centralizada y perfectamente coordinada que, a pesar de los esfuerzos, no ha dado los resultados esperados. Los insultos personales, los textos anónimos, los ataques familiares, la demagogia conspiranoica (la Mafia del Ibi, la Herradura…) resultan demasiado difíciles de digerir por el ciudadano medio que, por encima de sus preferencias ideológicas, exige unos mínimos a la hora de darle credibilidad a cualquier información. Por otra parte, las reiteradas comparecencias radiofónicas de los martes resultaron ser un auténtico coñazo, aptas solo para los muy convencidos. Insultar y aburrir no son las mejores formas de comunicar. (La traca final de la Verdad de Caspe durante la última semana de campaña, los insultos directos a los miembros del Club Náutico, y a los candidatos socialistas Jesús Senante y José Manuel Jariod, le otorgó al PSOE al menos dos de sus concejales).
  • 3. El proyecto carecía de un líder con tirón. No lo fue nunca la todavía alcaldesa, ni lo fue nunca la fallida candidata. La alcaldesa llegó a su puesto de rebote, sin experiencia previa y sin conseguir liderar siquiera su organización, donde siempre ha sido cuestionada por los suyos. Ni siquiera ha sabido jugar la baza de la simpatía y la cercanía. El error de la fallida candidata no es haber nacido fuera de Caspe sino no haberse esforzado nunca para que esa circunstancia apenas fuera percibida. Hay que mezclarse con la gente, participar en la sociedad civil, dejarse ver. No se puede aspirar a ser alcalde de un pueblo como Caspe no pasando ni un fin de semana en él. Es libre de hacer lo que quiera con su vida, pero sin establecer redes sociales profundas, sin un amplio círculo de afinidad, siempre será percibida como una forastera. Se sustituyó a alguien poco idóneo por alguien tan poco idóneo como el sustituido.
  • 4. La absorción del PP caspolino por el CPC fue un error cósmico. Solo la dificultad para completar una lista llevó a los responsables del PP a considerar las exageradas pretensiones del líder del CPC. La lista única fue un acuerdo entre tres tomado a espaldas de los militantes, a espaldas de los votantes. El PP se entregó al CPC como un botín de guerra y eso sentó mal a muchos. El día 24 muchos viejos votantes del PP prefirieron quedarse en casa.
  • 5. Gastar por gastar no es hacer política. Como Rajoy, el PP caspolino decidió jugarse toda su suerte a la carta de los números. Con el dinero que bombeaba la DPZ se hicieron muchas cosas, pero aquello desprendía un innegable tufo a oportunismo. ¿Había algún plan detrás de todo aquel despliegue? ¿Había una idea clara de adonde se quería llegar? ¿O se trataba tan solo de obnubilar al votante con fuegos artificiales? Creo que no todo el mundo apreció el chorreo de dinero como se esperaba.
  • 6. El tripartito se enfrentó a demasiados colectivos por causas absurdas. El más notorio ha sido el Club Náutico. Pero no ha sido el único. Ya el tema de las torretas le costó al CPC unos cuantos centenares de votos en 2011. Pero, lejos de aprender, siguieron con su particular cruzada contra la sociedad civil caspolina. El tripartito caspolino puede enorgullecerse de haberse enfrentado no solo al Club Náutico (tradicional caladero de voto conservador) sino también a la Cooperativa Ganadera, a las peñas o a los funcionarios municipales y también de andar enfrascado en casi cuarenta contenciosos con otros tantos vecinos y colectivos. Guerras perdidas de antemano en términos políticos.
  • 7. La política de contratación municipal resulta cuando menos discutible. De eso ya hemos hablado en otras ocasiones…
  • 8. La marca PP cotiza a la baja en toda España. Indudablemente también Bárcenas, Fabra y Rita Barberá han votado en Caspe.
  • 9. El tripartito carecía de criterio en materia de patrimonio y urbanismo. La disparatada ocurrencia del concejal de urbanismo en relación a la Rosaleda (ya saben, moverla de sitio y tal…) era la prueba de algo que ya todos sabíamos: el único criterio en materia de patrimonio y urbanismo era la falta de criterio. Decir en cada momento lo que conviniese, ponerse la medalla táctica y dejar en mal lugar a los socialistas, Teresa, Mariano, Federico Engels o quien fuera. Al final fue la propia Comisión Provincial de Urbanismo la que se encargó de tirar abajo la propuesta. Un desastre conceptual comparable a las alegaciones presentadas contra la variante sur a los pocos días de la aprobación definitiva del Plan General. En realidad, nada nuevo, un eslabón más en una larga cadena de desastres históricos a anotar en la contabilidad particular de dicho concejal: El Cine Goya, el parking del Círculo Católico, la paralización del Polígono industrial, el Convenio del Hotel Latorre, la Plaza de la Virgen o el derribo del viejo Hospital medieval…
  • 10. La soberbia personal de algunos de los miembros del tripartito es incompatible con atraer votos. Algunos de los miembros del tripartito caspolino pueden enorgullecerse de haber hecho cosas que nunca nadie se había atrevido a hacer: prohibir verbenas veraniegas que llevaban años celebrándose sin problemas; haber abroncado a un alcalde saliente, ante la mirada de todos los caspolinos, el día en que dejaba de serlo y su frágil voz apenas le permitía expresarse; haber negado el uso del salón del Castillo a asociaciones no amigas y habérselo permitido a otras… Pero hay dos hechos que dan la vuelta al marcador, dos hechos que, a la postre, han resultados fatales en términos de votos. Uno, el polémico proceso de mejora de la categoría profesional y el sueldo de la aspirante a la alcaldía y su vuelta a la política a los pocos días de haber comparecido públicamente para decir que lo dejaba en beneficio de su vida familiar. Dos, el derribo intempestivo de la fuente de la Balsa apenas unos días antes de las elecciones. Esas dos decisiones han sido dos verdaderos suicidios políticos, dos desastrosas muestras de irracionalidad, prepotencia y chulería que los ciudadanos han tenido muy en cuenta a la hora de meter su papeleta en la urna.

Las Elecciones del 24 de mayo en Caspe significan el fin de una época y el inicio de otra con nuevos actores y nuevas ideas. Los caspolinos han dicho alto y claro que están hartos de conspiraciones, demandas y broncas y que se conforman con un poquito de tranquilidad. Muy probablemente este sea el final del CPC y su funesto liderazgo. Durante más de veinte años la vida política caspolina ha girado en torno a las obsesiones del lider de dicha formación y sus absurdas guerras particulares. Durante todo este tiempo, muchos caspolinos han considerado dogma de fe algunas de las ideas más descabelladas, absurdas y ridículas y en torno a ese discurso se han construido pactos y gobiernos. Cada vez que el CPC ha tocado poder, las urnas le han ido restando apoyos, cada vez que se ha aliado con un partido ha acabado por destruirlo. Hoy, vuelven a confirmarse las tendencias y su rédito es el menor de toda su historia. No podrá echarle la culpa ni a Mariano, ni a Teresa, ni a la Operación Rosales ni a los orcos de Mordor. La culpa es suya, suya y solo suya. Y no puede dejar de admitirlo porque las urnas han hablado con una claridad pocas veces vista. Claro que también puede seguir con su relato y hundirse todavía más en el cieno de la historia. Afortunadamente, poco importa ya lo que haga.

En cuanto a nosotros, los miembros de El AGITADOR, solo cabe decir que hemos hecho lo que creíamos que tocaba. Dar el paso e implicarnos en la vida civil de nuestro pueblo no nos ha salido gratis. Nos han llamado sociatas, subvencionados, estómagos agradecidos. Han utilizado temas personales o situaciones profesionales para insultarnos muy gravemente siempre de forma anónima, claro. Señores de casi sesenta años, casados y con dos hijos mozos, nos han atacado reiteradamente en foros y blogs firmando sus libelos y comentarios con nombres de gráciles señoritas. Hemos tenido que hacer frente hasta a una demanda judicial. Tampoco ha sido tan dramática la cosa, antes de empezar ya lo sabíamos. A pesar de todo, la experiencia ha resultado satisfactoria y mola mucho comprobar que estos dos años hemos estado remando en la dirección adecuada.

No somos sociatas aunque estamos encantados con la victoria de Jesús Senante y lo que puede significar en términos de normalización de la vida política caspolina. Nos basta con que mantenga el tono bajo y con que no llene el ayuntamiento de enchufados. Eso último, lo esperamos de veras.  Nos da igual quien gobierne siempre que no chille, no insulte, no demande. No somos sociatas ni peperos ni chunteros ni podemistas aunque aspiramos a llevarnos bien con todos ellos siempre que no chillen, no insulten, no demanden. A mí me gusta vernos a nosotros mismos como aquellos brigadistas internacionales que acudieron a España a luchar por la decencia sin posibilidad de ganar nada en la aventura. Tanto mis compañeros como yo mismo seguiremos con la misma vida que llevábamos antes de esto, el trabajo, la familia, los estudios. No habrá premios ni medallas, solo la satisfacción de haber superado a los auténticos brigadistas al menos en una cosa: nosotros conseguimos ganar nuestra guerra.

Y ya que hablamos de brigadistas, me despido con las palabras que yo mismo pude escuchar de boca del nonagenario y legendario comandante de la Lincoln Milton Wolff, judío neoyorkino, comunista, amigo de Hemingway y viejo seductor, en unas jornadas de homenaje a las Brigadas Internacionales celebradas en Marçá: “Ya saben, si vuelven a tener problemas, no duden en llamarnos”.

Jesús Cirac

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