En Caspe somos mediocres políticamente hablando

Uno de los   objetivos de blog agitador es: “funcionar como una válvula de escape para todo tipo de reflexiones sobre nuestro  pasado, presente, ¿y por qué no?,  nuestro futuro”, así lo indica en su inicio esta web.

Así es como entiendo la columna  de lo los lunes “Verdulería”, una autentica válvula de escape. En esta columna que comparto y muestro mi opinión al desnudo   como ponente de esta verdulería, tendré derecho, una vez coja el ticket de la cola,  a equivocarme; sumiré la necesidad de caer en el resbalón, el deseo de no dar pie con bola o la lujuria de agitar.

Hace meses que ronda en mi cerebro varios artículos que he leído en diferentes medios sobre la mediocridad, y sobre todo, de lo mediocre en que se ha convertido la política. (*Cualquier parecido no es pura  coincidencia)

Bajo mi experiencia, observación y participación  del show político caspolino, llego a unas conclusiones hoy lunes,  que seguro  que ofende a más de una persona.  Ahí va mi dictamen reflexionado “en Caspe somos  mediocres políticamente hablando”.

 Mediocridad entendida como quedarse a medias, no llegar a ninguna parte y errar en el diseño de una planificación municipal.  Llegada el desenlace, puedo pensar en varias causas, entre ellas: el clientelismo político, el dedazo divino y el dulce pasteleo. En definitiva la mediocridad política a la que nos están acostumbrando últimamente.

                                                                                                                                                        No quiero ser agorero  pero esta es la realidad política caspolina.  La mediocridad  y su legión de mediocres egocéntricos  se ha adueñado del consistorio caspolino, desde hace ya unos cuantos lustros, y parecer ser que los validos se han ido apartando de esta turbia agua.

 Los mediocres políticos no  son fácilmente identificables, hay rasgos que solo destacan cuando desean  el  pulpito,  pierden el control  de la situación, principalmente muestran  su falta de respeto a la democracia. “ O estás conmigo o esta contra todo el grupo mediocre “.               Los políticos mediocres  pactan entre ellos a cambio de seguir ocupando un sillón auto complaciendo su ego voraz y el de los suyos. El mediocre se cree  importante porque él es que  reparte la comida de la manada.

                                                                                                                                                      La dirección del ganado mediocre, la ostenta una especie de líder, elegido  entre mediocres parroquianos.  El cabecilla siempre se jacta de  su elección   demócrata y apoyada  por  abrumadora mayoría de mediocres estómagos. Su programa se basa en el puro clientelismo político obviando la realidad política cambiando su discurso  en función de cómo sopla el aire en el corral de la piara de mediocres.                                 Cuando detectan el riesgo de perder el control, le gusta lanzar calumnias, tergiversar realidades, pervertir opiniones y buscar culpables fuera y dentro  de la manada, aumentando a la vez la promesa de concesiones entre los devotos estómagos agradecidos.

El mediocre es espantadizo culturalmente y tiene su autoestima política baja. Para encapuchar sus carencias  le gusta pavonearse  en público, porque  sabe que solo así puede destacar entre los acólitos mediocres.  Ningún acolito  mediocre se atreverá a  llevar la contraria al cabecilla del ganado, esperará a un momento de flaqueza del capitán, para hacer un verdadero “golpe de estado” y deponerlo. El mediocre no ahorrara en calumniar, difamar o desacreditar  a cualquiera que proponga un mínimo de coherencia en la manada  por temor a perder el control de la jauría.

 Imagínense por un momento  una banda de mediocres:   es como la foto de  un pastor intentando tutelar un ganado de gatos hambrientos e insaciables, lamiéndose los pelajes  unos a otros por el solo placer que eso les genera.

Fruto del movimiento desalentador de  “oKupaS”  mediocres, se acaban  anulando aptitudes como la ética política, la invención del método, la innovación económica  la creatividad del programa, la utopía en los proyectos.

Nunca un mediocre se para a reflexionar, a realizar un análisis, y poner los medios necesarios para corregir el rumbo, más bien lo justificara todo con frases típicas del destino divino, “no se puede hacer  de otra forma”, “ lo mandan así desde arriba”, “ no se contempla en el reglamento “.

De esta forma, los mediocres se han ido  implantando para ocupar el ayuntamiento caspolino a lo largo de estos últimos años, usando las diferentes siglas políticas como telón de fondo para sus actuaciones públicas y un tanto demenciales. El objetivo de los mediocres no es una acción común municipal, el objetivo de los mediocre es seguir alimentando su ego, alimentando a su vez  a los suyos con prejuicios y perjuicios.  Solo así son capaces de sobrevivir,  desbancando a cualquier persona que pueda aplicar un poco de cordura y sentido común  para lograr una respuesta eficaz a las demandas de los vecinos.  Los mediocres solo se preocupan de su tarea  de supervivencia.

El resultado más palpable de los diferentes  gobiernos  mediocres, es que ningún vecino caspolino conoce una planificación con vistas a cinco, diez, veinte o treinta años. Carecemos de un plan de estratégico que marque el  desarrollo y progreso de la localidad. Nadie conoce el Caspe que queremos para nuestros mayores, para nuestros hijos o para nuestros nietos.

Desconocemos cuáles  son los objetivos que deberían trazar los pasos de Caspe  a años vista.  No sabemos cómo queremos que sea la economía  caspolina (agricultura, industria, comercio, turismo,..) el medio ambiente, el desarrollo cultural de los vecinos, el sistema educativo, el urbanismo, la protección social, la participación ciudadana o la convivencia ciudadana.

 Hasta ahora ha sido todo errar en las decisiones y carecer en algunos casos de sentido común , de  capacidad de negociación o de ética política. Ejemplos recientes como la demolición Hotel Latorre, el desalojo del club náutico, coto de pesca, la paralización del PGOU, la privatización y paralización  de la residencia de la tercera edad y  su hortera nombre. Las contrataciones laborales del plan especial de empleo subvencionado por la DPZ en el  ayuntamiento;  la instalación de módulos prefabricados para impartir clase en el Alejo Loren, el cierre de uno de los accesos a la cooperativa, la reforma de la plaza Aragón,  judicialización de la gestión  pública municipal, las reprobaciones a la oposición. O paradigmas como  el escaso interés que ha generado el polígono industrial El Portal, el museo de la pesca o el uso inadecuado de las instalaciones municipales deportivas para cualquier evento festivo. Las obras del Castillo del Compromiso, el pago del IBI,  la propuesta de mover el edifico de La Rosaleda, la legalización de torres ilegales, el visado de urbanizaciones periféricas del casco urbano, programas políticos copiados de otros municipios, adjudicaciones municipales,…Podría seguir, por qué los  últimos lustros darían mucho juego a este párrafo, pero no quiero encender el ánimo del lector al pensar  la forma de malgastar el dinero que recaudan con nuestros impuestos.

Esto solo han sido algunos de los ejemplos que conduce  la mediocridad política caspolina.      El  resultado más palpable de esta mediocridad política caspolina es  la falta o carencia de un plan de acción municipal que marque el futuro de  Caspe y sus habitantes. ¿Cómo alguien en Caspe, se puede plantear su futuro? con tanta indecisión, con tanto cambio de rumbo, con esos virajes políticos, con esa bipolaridad legislativa.

Personalmente creo que estamos en un cambio de ciclo social , el eje norte sur a nivel mundial se está desplazando   y este nos influenciará  de una manera abrumadora.  A  Caspe le empieza a urgir ya,  un verdadero  plan de acción municipal que guie en cierto modo las decisiones futuras de  los vecinos caspolinos, bien sea estudiante, trabajador, ama de casa, padre de familia,  pensionista  emprendedor, autónomo o empresario .  Esto solo será posible cuando el sentido común y la ética política expulsen en  de cualquier sigla política  a los mediocres.

 En Mayo llegan las elecciones municipales y ustedes mismos, seguro que saben identificar a los mediocres  en cualquier lista electoral que concurra a las elecciones municipales  del consistorio caspolino.

Miguel Ángel Insa

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