Caspe en la historia del aragonesismo
Antonio Peiró Arroyo
La ciudad de Caspe ha tenido un papel muy destacado en la historia el aragonesismo. En ella se han celebrado algunas de las reuniones más importantes de la historia de Aragón, que han tenido un nexo de unión muy importante: cada una de las cuales ha servido para conmemorar la anterior, pero también para dar un nuevo impulso al proceso.
El origen hay que ponerlo mucho antes de que nadie hablase de autonomía. En la memoria colectiva aragonesa siempre ha estado muy presente el Compromiso de Caspe. La salida pacífica a la crisis que supuso se presentaba como el triunfo de la razón frente a la fuerza y como un modelo de comportamiento en el que Aragón iba varios siglos por delante de otras naciones. También era la concreción de la «soberanía nacional»: la capacidad de decidir libremente el futuro. Esta idea estaba muy extendida, aunque también había otra opinión alternativa: que el Compromiso había sido el inicio de las desgracias aragonesas, al haber introducido una dinastía extranjera y centralista. En cualquier caso, era un momento crucial de nuestra historia. Estas ideas fueron las que motivaron que aquí se celebrase el Congreso Autonomista de 1936. Hubo, también, otro condicionante: la fácil accesibilidad que la ciudad tenía tanto desde Zaragoza, como desde Barcelona (donde se encontraban los promotores del Congreso).
Desde el primer momento, contaron con todas las facilidades para su organización y el núcleo local, en torno a las Juventudes de Izquierda Republicana, asumió la organización del Congreso, creando una comisión presidida por Emilio Bordonaba y con José María Repollés de Secretario. El Congreso se reunió del 1 al 3 de mayo y aprobó unas bases para elaborar el Estatuto (más tarde, una Comisión elegida en el Congreso elaboraría el Anteproyecto). El Congreso supuso un éxito de organización: además de la asistencia de las autoridades más importantes, al mismo se adhirieron unos 200 ayuntamientos y 300 entidades.
Fue precisamente el Congreso de 1936 el que se quiso conmemorar en 1976, pocos meses después de la muerte de Franco y en una coyuntura en la que estaba prevista la construcción de centrales nucleares en Chalamera, Sástago y Escatrón. Fue entonces cuando las organizaciones de izquierda (a iniciativa del Seminario de Estudios Aragoneses) se propusieron celebrar los cuarenta años del Congreso, en una celebración que hubo de aplazarse varias veces y que, finalmente, se celebró el 4 de julio, con una asistencia de entre cinco y diez mil personas.
En la imagen, Joaquín Carbonel actuando ante un entusiasta público que abarrota el patio del Colegio Compromiso. Fotografía cedida por los hnos. Loren Ros.
El encuentro fue la primera acción de masas en el proceso autonomista aragonés, que desembocaría en la preautonomía y luego en el Estatuto de 1982. La celebración reunió a todas las organizaciones y personas que estaban a favor de la autonomía. Las pancartas permitían conocer la gran variedad de procedencias: además de las de pueblos, estaban las de partidos y centrales sindicales, comités de barrio, asociaciones de cabezas de familia, asociaciones ecologistas… Fue el mayor acontecimiento político celebrado en Aragón desde la guerra.
Cuando en 2005 el Rolde de Estudios Aragoneses pensó en un lugar para instalar el Centro de Interpretación de la Historia de la Autonomía de Aragón el ideal era el Teatro-Cine Goya, donde se había celebrado el Congreso de 1936, lo que se hizo realidad gracias a la colaboración del Ayuntamiento. Desde entonces, el Centro permite a los visitantes visibilizar el proceso autonómico desde sus inicios hasta la actualidad.