Aproveché la ocasión de entrevistar a Ferriol Sòria cuando, la semana pasada, viajó a Caspe para ofrecer una conferencia titulada “La reconciliación en Sudáfrica”.
Ferriol es economista y Doctor en Historia. Es, además, Director de la Fundación ‘Ernest Lluch’. Su tesis titulada “Las Comisiones de la Verdad, un factor de transformación social en comunidades en conflicto: la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) sudafricana” le ha convertido en uno de los mejores conocedores de la Sudáfrica contemporánea de nuestro país.
Obviamente, hoy 5 de Diciembre, fecha en la que se cumple un año de la muerte de Nelson Mandela, teníamos que hablar de Sudáfrica, pero tampoco quería dejar pasar la oportunidad de preguntarle por la fundación que él dirige y por la figura de Ernest Lluch.
En la cafetería del hotel donde nuestro entrevistado se hospedó comenzamos una conversación que podría haber sido mucho más larga, porque Ferriol sabe muy bien de lo que habla y lo expresa extraordinariamente bien.
***
¿Por qué te decides a investigar el tema del proceso de transición y la Comisión de la Verdad en Sudáfrica?
Bueno, el tema surgió a partir de que en 1996 empezara los cursos de doctorado y en 1998 recibiera una beca para irme a Sudáfrica. Yo estaba estudiando aquí el tema de la transición española pero quise irme porque sabía que en Sudáfrica estaba pasando algo muy especial que era la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que en realidad no sabía muy bien lo que era. Así que me fui, investigué y estuve en la Universidad de Western Cape, que era la antigua universidad para mestizos. A partir de ahí, decidí aparcar el tema de la transición española y me quedé investigando allí.
¿Y qué es exactamente una Comisión de la Verdad?
Bueno, el caso de la sudafricana es muy particular, pero, en general, las comisiones de la verdad son cuerpos que investigan modelos de abuso generados o auspiciados por motivos políticos en un periodo concreto del pasado.
Las comisiones están formalizadas institucionalmente por una ley, decreto presidencial o negociación auspiciada por organismos internacionales como la ONU, y tienen un tiempo finito para investigar los abusos cometidos. Son entidades que tienen que estar muy centradas en las víctimas y en la recuperación de todos los elementos que habían perdido. Todos los elementos de lo que se llama Reparación, que según la ONU son la rehabilitación, restitución, indemnización, satisfacción (o reparación moral) y las garantías de no repetición.
Por último, las comisiones tienen la obligación de emitir un informe final que debe ser hecho público y puesto a disposición de la ciudadanía para que todo el mundo lo conozca, y emitir unas recomendaciones de atención a las víctimas y para que lo sucedido no vuelva a repetirse
¿Y estas comisiones tienen capacidad para juzgar los abusos?
En general no, pero en el caso sudafricano sí. En Sudáfrica, la Comisión fue la entidad facultada para dar la amnistía a los responsables o perpetradores de ofensas. Esto no lo tienen otras Comisiones de la Verdad y esta sí (es interesante también el caso de Timor Leste pero son pocas con la facultad de tratar con responsables de ofensas)
Esto es así porque en Constitución interina sudafricana y ya también en la definitiva, se decía que todos los actos de abuso cometidos por motivos políticos en el pasado serán amnistiados, pero no decía el cómo. Y ahí está la diferencia y el punto de arranque importante de la especificidad sudafricana. Se crea entonces una ley en la que dicen cómo se llevará a cabo la amnistía, y es que los responsables de ofensas tienen que pasar por la Comisión de la Verdad y contar absolutamente todo lo que hicieron. Si explican toda la verdad de los actos que cometieron, de todo lo que expliquen quedarán exonerados. Pero si no cuentan toda la verdad, cuando finalice la Comisión podrán ser juzgados por los delitos que no hayan explicado. Es decir, era un periodo en el que se podía pedir la amnistía a cambio de la verdad absoluta, y había un tribunal formado por comisionados que determinaba si cada uno había dicho toda la verdad.
¿La creación de la Comisión funcionó en términos globales para reconstruir el país?
Sí. Mandela sale de prisión el 11 de Febrero de 1990. La Constitución es de 1994, la Ley de la Comisión es de finales de 1995 y trabaja desde principios de 1996 hasta Octubre de 1998. La Comisión dura, por tanto, unos dos años y medio. El presidente de la Comisión era el arzobispo Desmond Tutu que fue nombrado por Nelson Mandela. Y sí, funcionó y lo hizo además muy bien si entendemos que estaban haciendo volar un avión a medida que lo iban construyendo. Acudieron unas 21.000 víctimas y 7.100 personas pidieron la amnistía. Al final, a través de los testimonios de esas 21.000 víctimas, quedaron reconocidas más de 50.000 víctimas. La Comisión fue un proceso fundamental para recomponer el país y no puede entenderse sin la figura mayestática de Mandela, el hombre-dios.
¿Cómo ha evolucionado el país a partir de la Comisión?
Bueno, como te decía, al final de la Comisión se realizó un informe público en el que se emitieron unas recomendaciones. Esas recomendaciones eran de tipo estructural, es decir, había que cambiar el estado de arriba abajo. Y muchas cosas se cambiaron pero otras muchas no.
Las recomendaciones las recibía el Parlamento, pero no eran más que eso, recomendaciones, y por tanto no eran de obligado cumplimiento. Lo que el gobierno dijo es que con esas recomendaciones se haría lo posible para reconciliar al país, pero se haría en función de otros factores, como la disponibilidad presupuestaria, etc.
¿Qué ha ocurrido? Que muchas de esas medidas se han quedado en el camino y que además, ha habido un incumplimiento porque, en primer lugar, a las víctimas no se les ha pagado lo que se les dijo, y por otro lado, muchos de los responsables de abusos, cuando se les ha encausado al no haber llevado su caso a la comisión, han pedido indultos presidenciales. Y otro aspecto es que la justicia que debería perseguir a quienes no han colaborado, no dispone de fondos. Con lo cual su trabajo se ha visto muy reducido. En este sentido, el espíritu de la Comisión, que tenía una fuerza extraordinaria, se ha visto falseado.
¿Se ha conseguido reducir esa desigualdad tan brutal entre los distintos grupos raciales?
Bueno, la realidad es que la Comisión trató de facilitar la existencia a la población para edificar un país mucho mejor. La idea era que hubiera menos desigualdad, redistribución de la riqueza, etc. Pero si miras los informes de la OCDE sobre desigualdad, el monográfico de 2010 por ejemplo, verás que los índices muestran que la desigualdad es igual o peor que en el año 1990. ¿Por qué? Pues porque, aunque es verdad que entre los grupos étnicos la desigualdad ha disminuido, en el interior de ellos ha aumentado. Por ejemplo, la población negra antes era mucho más homogénea en la pobreza y ahora hay una clase media que se ha enriquecido, porque han progresado pequeños y medianos empresarios, el nuevo funcionariado, pero también en parte por la corrupción, lo que ha generado que la distancia entre ellos se haya disparado. Por lo tanto, si miras los índices globales de desigualdad, no han mejorado en absoluto.
Hablando del caso de Sudáfrica me vienen a la mente otros lugares en los que parece que la discriminación racial solo está empeorando. Pienso, por ejemplo, en Estados Unidos, con el caso de las protestas en Ferguson, o el caso de Hungría, con Jobbik, o Grecia, con Amanecer Dorado. Partidos xenófobos de extrema derecha que están cobrando mucha fuerza con discursos racistas, violentos y excluyentes.
Fíjate, que en el caso de esos dos países, la Unión Europea que debe ser el garante de que esto no vuelva a pasar y que tiene medios para hacer muchas cosas, ha hecho advertencias a Hungría, pero son muy laxas. No se acaban de mojar nunca. Y se trata de algo muy serio.
¿Cómo se explica el auge de estas fuerzas políticas?
Bueno, yo creo que el miedo al otro es algo casi innato, y contra eso solo hay educación y cultura, y más educación y más cultura. Si miras los presupuestos de los últimos años en educación y cultura en Europa son para echarse a temblar. En el fondo, el miedo al otro, a entender las distintas culturas, está muy ligado al tema económico. Y a la par que aumentan las desigualdades económicas los miedos crecen. A mí me preocupan todos esos movimientos xenófobos, antieuropeístas o nacionalistas que, en realidad, lo que hacen es exacerbar los miedos de la gente en estos últimos años. Creo que no es ninguna buena noticia observar el crecimiento de partidos de extrema derecha que, en realidad, consiguen dar respuestas muy tajantes y simples a los miedos, pero que son muy peligrosas porque no admiten el matiz y la violentan a menudo observancia básica de los derechos humanos. Creo que hay que estar muy atentos a estos movimientos.
¿Hay similitudes entre lo que fue Mandela en Sudáfrica, con lo que significó, por ejemplo, Martin Luther King en EEUU o Gandhi en la India?
Creo que hay una cosa que es muy interesante y es que si tú haces una lista con todas las personas que son referentes en la lucha por la paz, no tenemos muchos blancos. En realidad, esto es así porque las poblaciones que más han sufrido la intransigencia de sus derechos humanos son siempre poblaciones indias, mestizas, negras. Cuando hablamos de personas intachables a nivel mundial son casi siempre de raza negra. Forman parte del conjunto de personas que han marcado para bien el destino de la humanidad.
Gandhi pasó muchos años en Sudáfrica ejerciendo de abogado antes de irse a la India. De hecho, el Congreso Nacional Africano de Mandela está muy influenciado en los primeros años por las posturas gandhianas que utilizan los colectivos indios en Sudáfrica. Por eso el CNA utiliza al principio estrategias de desobediencia civil no violentas, porque beben de un Gandhi que está allí. El CNA y Mandela, en ese sentido, beben de Gandhi.
La transición española después de la muerte de Franco fue un proceso complejo semejante y no puedo dejar de preguntarte por ello. ¿Se podría haber planteado una Comisión de la Verdad en España?
Bueno, son realidades y momentos muy distintos. Aquí se hizo lo que se pudo. No se trata de hacer una “rajada” general de la Transición, pero lo cierto es que el pacto de silencio y la Ley de Amnistía han tenido consecuencias graves. Por lo tanto, cuando se habla de un modelo a exportar de la transición española y de que es un ejemplo internacional hay que decir rotundamente que no. Fue un referente por muchas cosas pero en el tratamiento a las víctimas de la violencia política no. No podemos estar orgullosos del pacto de silencio que se hizo porque las víctimas no fueron debidamente reparadas. Moralmente no jugamos en primera división. Y esto va saliendo, lógicamente. Precisamente por eso es que, el pasado mes de septiembre, el relator especial de la ONU, Pablo De Greiff, ha emitido un informe durísimo contra España en este sentido. En pleno 2014. Y lo que dice es que es inadmisible que haya todavía personas en las cunetas, cuando está documentado con nombres y apellidos que hay, al menos, 45.000 víctimas sin exhumar.
No hablamos ya de juzgar a los culpables, sino de reparar a las víctimas y a sus familiares…
Claro, eso no se ha hecho. Lo que dice el informe del relator es que el Estado español debería atender a la memoria de las víctimas. Y eso no obsta a que se hayan hecho bien muchas otras cosas, pero no son suficientes.
¿Y crees que, ahora mismo, hay alguna posibilidad de que se lleve a cabo esa reparación por parte del Estado?
Bueno, quizá en el futuro, cuando ya no queden víctimas que resarcir se hará. Aunque creo que lo que está pidiendo la ONU ahora es bastante razonable y sin mucho ruido se podría hacer. Pero está claro que depende mucho del Gobierno y de la receptividad que tenga, y como decía el relator especial, “no he encontrado, en ningún país, una falta de receptividad tan absoluta como la del Gobierno español.”
Cambiando ya de asunto… ¿Cómo se crea la Fundación Ernest Lluch y con qué objetivos?
Cuando asesinan a Ernest Lluch, el 21 de Noviembre del año 2000, muchos grupos de gente que lo conocía tuvieron la necesidad de canalizar el sentimiento de tristeza y de rabia para recordarle. Surgieron muchos colectivos y asociaciones que, al final, se consiguieron agrupar en una sola fundación. Así surgió entonces la Fundación Ernest Lluch con la idea de conservar su memoria, su legado, etc.
Con el tiempo, se añade una segunda cosa que va más allá del recuerdo de Ernest Lluch, que es la necesidad de ser útiles a la sociedad. Se trata de, a partir de su legado, proyectar a futuro sus inquietudes y su forma de actuar para que sean útiles para la ciudadanía.
¿Cuál fue la razón por la que ETA lo asesinó?
Bueno, eso no se sabrá nunca. La sinrazón no atiende a ninguna lógica. Cuando los detuvieron y en el juicio les hicieron esta pregunta, los asesinos dijeron que “porque era fácil”. En realidad era así. Le habían dicho varias veces que llevara escolta pero no lo utilizó prácticamente nunca. Era un blanco muy fácil y por eso le encontraron. Probablemente, si aquel día no le hubieran matado a él hubieran matado a algún otro.
Esta es la primera razón, la fácil, la que dijeron ellos. La segunda es que Ernest era un hombre de diálogo, era un hombre-puente, y las personas que tienden a acercar posiciones siempre representan un problema para algunos. Cuando hay blanco y negro, y hay gente que ayuda a ver el gris, a veces resulta un incordio. Ernest hablaba con todos e intentaba poner en relación a las distintas partes. Como te decía, era un hombre-puente y en cualquier guerra, los puentes se vuelan.
¿Cuáles fueron sus aportaciones fundamentales en política?
Él estuvo únicamente una legislatura como ministro, con Felipe González. Principalmente hizo dos cosas. Por un lado la Ley General de Sanidad, que es la que universaliza la sanidad para todos los españoles. De hecho, la ley que rige todavía es la suya, con algunas modificaciones. Es la más duradera que ha tenido la España democrática. Y luego hizo otras cosas, menos conocidas, como el primer Plan Nacional de Drogas, con Carmela Moya, en un momento muy duro con la heroína, y también la Ley General de Consumo. Son medidas menos conocidas pero también muy importantes.
Con la promulgación de la Ley de Sanidad, parece ser que Felipe González pensó que ya había cumplido con su trabajo. Hay quienes dicen que quien hace una ley muy importante o muy estructural, se genera muchos enemigos y Ernest los tenía, en la industria farmacéutica, por ejemplo. Entonces lo mejor es ponerte a un lado para que el nuevo ministro continúe la obra sin la presión del anterior. Es, quizá, una postura inteligente, pero que a Ernest le sentó mal…
¿Llegaste a conocerle personalmente?
No, no le conocí, más allá de su faceta pública y sus aportaciones como dialoguista, y como intelectual comprometido que decidía poner su saber al servició dela población. Este aspecto le parecía esencial, consideraba una obligación que toda persona que, como él, había tenido la capacidad de estudiar y la facilidad de la divulgación, pusiera este saber a disposición de la ciudadanía. EL catedrático Antón Costas lo explica muy bien. Dice, fíjate qué lema puso Ernest en su época de rector de la UIMP, “Sapere Aude”, el lema kantiano, atrévete a saber, atrévete a pensar.
¿Qué tipo de actividades lleváis a cabo actualmente en la Fundación?
Bueno, tenemos varias líneas de actuación. Hacemos, por un lado, ciclos de diálogo, uno en el ámbito de la economía y sociedad, otro sobre política y sociedad, y una tercera pata que es la parte más frívola pero que era muy propia de Ernest, que es la parte futbolera. Ahí trabajamos con el F.C. Barcelona en unas jornadas sobre economía y fútbol. Además de poner en práctica el diálogo, también tratamos de teorizar acerca de qué es y por qué es necesario, recordando que el diálogo no es solo encontrar consensos, sino que va más allá. El diálogo es escuchar las razones del otro, no para estar de acuerdo con ellas sino para, simplemente, tenerlas en consideración.
Tenemos también becas y premios de ayuda a la investigación para chavales jóvenes, porque esta era una de las obsesiones que tenía Ernest, que la gente pudiera investigar y pudiera hacerlo con rigor.
Y también, por supuesto, trabajamos en preservar su legado. Hemos hecho el Archivo Ernest Lluch, que está en la sede principal de la Fundación en Vilassar de Mar. Hicimos una exposición, una miscelánea académica, hemos recopilado toda su bibliografía. Todas las partes que nos permiten, de alguna forma, cerrar el duelo que significa su muerte y ser propositivos para la sociedad de cara al futuro.
¿Participa la fundación de la mano de otras asociaciones en la lucha contra ETA?
Nunca. Una de las condiciones que puso la familia para hacer la Fundación es que no entraríamos nunca en ello. Por un lado, acordamos que no seríamos una Fundación de partido, porque como todo el mundo sabe Ernest era del PSC, pero él era una persona transversal, tuvo amigos en todos los ámbitos y la condición de la familia es que la fundación fuera completamente independiente. Tengo que decir que el Partido Socialista de Catalunya lo entendió a la perfección y ha jugado un papel absolutamente respetuoso con eso. Y la segunda condición, todavía más clara y por petición expresa de la familia, es que la fundación nunca entraría en temas de organizaciones de víctimas del terrorismo. No era el objetivo de la Fundación, nunca ha opinado como tal y nunca lo hará.
Bueno, la charla acaba aquí, pero siempre finalizamos con la última pregunta común a todas las entrevistas. Te pedimos que nos recomiendes un libro, un disco o grupo musical y una película.
¡Uf! ¡Esta es la más complicada! Déjame que piense… Mira, en libros, te diré las Trilogías de Robertson Davies, que son fantásticas.
En discos… ¿Tienen que ser actuales?
No, no es necesario. Puede ser un disco que te marcara en la juventud, o tu disco de referencia, o el que llevas siempre en el coche porque te encanta…
Pues puedo decirte, por ejemplo, el Graceland de Paul Simon, o los primeros de Peter Gabriel, aunque de eso ha llovido ya bastante. No sabría decirte algo de lo que escucho ahora porque escucho y me gusta ir a ver muchas cosas. Desde los Manel hasta Elvis Perkins, el hijo de Anthony Perkins, el de Psicosis, que es maravilloso. O de Lory Meyers a Coconut Records pasando por los I’m from Barcelona que tienen tanto de catalanes como yo de polaco porque son suecos.
Y en películas… Ya que hemos hablado de todo esto, te recomiendo “El espíritu del 45”, de Ken Loach.
***
Finalizamos la charla y me despedí de Ferriol para verle más tarde en el Salón de Actos del Castillo del Compromiso. Allí impartió su conferencia “La reconciliación en Sudáfrica” en la que explicó los pormenores del proceso de transición sudafricano y la Comisión de la Verdad. Lo cierto es que todos los asistentes a su exposición con los que tuve oportunidad de charlar salieron contentos de haber conocido a fondo un tema tan aparentemente alejado de nuestra realidad española. Y creo que no hay una frase que resuma mejor el espíritu de aquel duro proceso que la que pronunció el propio Ferriol para cerrar su ponencia, las palabras de Desmond Tutu, “la verdad duele, pero el olvido mata”.
David Bonastre