Hay que joderse. Tuvieron que ser los argentinos los que nos enseñaron lo que de verdad era el rock and roll. Tras unos sesenta en los que pareció que por fin la cosa se animaba, los setenta inundaron las neuronas de los dolientes españoles con el más amplio repertorio del aburrimiento musical: cantautores politizados, cantautores románticos, rock urbano, rrrollo, protoheavy, copla desnaturalizada, retrofolk… De no ser por algunas cantantes petardas, Peret y sus alumnos aventajados y por algunas incursiones bastante afortunadas en el universo flamenco la década hubiera pasado con mucha más pena que gloria en lo que a música se refiere.
Y en esto que llegaron los argentinos. Muchos de ellos huían de una dictadura que empezaba a manifestarse como extremadamente sanguinaria y pensaban que en un país que despedía otra no menos sanguinaria encontrarían su lugar. Moris, Sergio Makaroff, Rubi… y Tequila.
Recuerdo la primera vez que escuché a Tequila. “Vamos a tocar un rockandroll en la plaza del pueblo”. Claro que sí. En el mío, por favor. Eran directos, descarados, rápidos, inteligentes. Nada sonaba como Tequila, nada provocaba como Tequila, nada insuflaba tantas ganas de vivir como las canciones de Tequila. Todavía hoy, cuando los escucho con el volumen bien alto, se me dispara la adrenalina. Todo sería hoy diferente en España sin Tequila.
La Excelentísima presidenta de Argentina, lectora habitual de El Agitador, ha hecho un hueco en su apretadísima agenda oficial y se ha ofrecido a dedicarnos una selección especial con diez temazos como diez soles. A través de ellos podemos ver el grosor de los puentes musicales que unen a nuestro país con el suyo.
- 1- TEQUILA. “Salta”. Obvia elección, sí. ¿Y qué? Cualquiera de sus temas serviría. Alejo y Ariel, Stivel y Rot, en realidad Stivelberg y Rotenberg, dos judíos argentinos bebiéndose a litros la vida española. Ante el poder de la música las naciones son solo corrales en los que guardar el ganado. Ellos lo sabían y nosotros lo aprendimos escuchándoles a ellos.
- 2. MORIS. “Sábado a la noche”. Ya era un veterano cuando apareció por aquí huyendo de los “milicos”. Verdadera leyenda en su país y corajudo forjador del rock español. Pura actitud, presencia y voz. El rock and roll hecho hombre. “Mi madre me dice: ven, quédate. Sábado a la noche no me quedaré.” Por supuesto que no.
- 3. LOS FABULOSOS CADILLACS. “Desapariciones”. Una de mis bandas favoritas. El mejor grupo en español de todos los tiempos. Capaces de tocar todos los palos y todos bien. Ska, punk, dub, salsa, reggae, cumbia, pop… Aunque el padre de este temazo es el gigantesco Rubén Blades, los Cadillacs consiguieron multiplicar su efecto por mil convirtiéndolo en un himno capaz de ponerle la carne de gallina a cualquiera. “Avestrus!!!”
- 4. RUBI Y LOS CASINOS. “Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat”. Era mona y estilosa y, aunque ella tiraba más hacia la movida madrileña, su inexcusable acento argentino la delataba. Esta canción se hizo muy famosa y a todos nos parecía muy bien.
- 5. KEVIN JOHANSEN. “Sur o no Sur”. Cada vez que escucho al gran Johansen me pregunto como puede ser que los cantautores españoles todavía se atrevan a grabar discos. Su ingenio a la hora de componer letras es solo comparable a su extraordinaria cultura musical. Bossa, funky, andino, cumbia, pop. Gringo y porteño al mismo tiempo, es el Leonard Cohen cumbianchero y una de las personas por las que más simpatía siento en todo el planeta Tierra.
- 6. SERGIO MAKAROFF. “Tranqui tronqui”. Otro judío porteño enamorado de España. Vino en los setenta, atraído por sus amigos de Tequila, vio lo que había y se quedó. No venció porque nunca ha conseguido ser masivo pero nos convenció a todos los que le conocemos con canciones tan deliciosas y cachondas como esta.
- 7. TODOS TUS MUERTOS Y LOS AUTENTICOS DECADENTES. “Gente que no”. A mediados de los noventa aquel subgénero llamado “mestizaje” prometía mucho. Fue justo después del genial “Casa Babylon” de Mano Negra, parte de cuyo éxito se debió al veloz ragamuffin del gran Fidel, de Todos Tus Muertos. Hoy la cosa ha degenerado en ñoñeces tipo Macaco o en horrores perroflauticos como La Pegatina. Conformémonos con recordar temazos como este que, por cierto, se grabó con fines benéficos (formaba parte de Red Hot+Latin: Silencio: Muerte, un magnifico disco colectivo editado para recaudar fondos para la lucha contra el SIDA)
- 8. LOS RODRIGUEZ. “Para no olvidar”. Hasta tres miembros de Tequila confabulados con el “loco” Calamaro, el Dylan porteño, para dar a luz a la última superbanda española. Volaron muy alto. Después de ellos, la nada.
- 9. ANDRÉS CALAMARO. “Loco”. Ha hecho muchas cosas que resultan, cuando menos, discutibles pero, tras salir de “Los Rodríguez” grabó uno de los mejores discos que se han hecho en este país, “Alta Suciedad”. De todas las maravillas de ese disco, me quedó con esta. El mismísimo Paul Weller mataría por haberla firmado.
- 10. VICENTICO. “Viento”. El cantante de Los Fabulosos Cadillacs sigue en la brecha. Su excelente último disco se llama “Último acto” e incluye versiones y duetos con gente de lo más variopinta. Yo me quedo con este supertemazo que ha sido la canción del verano en la República Independiente de mi casa. Hasta mi hijo lo dice: “No creer en nada es creer en todo”. Son sabios estos argentinos.
Cirac Fernández de Kirchner