A menudo, los casos supuestamente paranormales parecen fruto de la imaginación de gentes extrañas. Personas demasiado extrovertidas, con ganas de que les escuchen, poco de fiar. Pero cuando ciudadanos completamente normales cuentan historias extrañas, tal y como han hecho recientemente varios vecinos de Bujaraloz, la incertidumbre, el escalofrío e incluso el miedo se apoderan de nosotros. Porque el pasado 9 de diciembre, el programa número 298 de «Cuarto Milenio», de la cadena Cuatro, sacó a la palestra un caso que, además de misterioso, nos tocaba muy de cerca.
Porque esta vez, el exitoso programa de Iker Gimenez, recogía unos testimonios que no provenían de la otra punta de España. Tampoco lo que contaron los testigos presenciales había sucedido en un tiempo lejano. Por el contrario, el caso de «el Seco» abordaba los sucesos acontecidos muy recientemente (el más significativo de todos ellos sucedió este verano) en una villa que conocemos bien.
Se trata de tres casos que sucedieron en momentos y lugares distintos de la villa monegrina pero que parecen conectados entre sí. Dos hermanos que presenciaron una misteriosa luz circular que surcaba el cielo de Bujaraloz realizando giros imposibles para cualquier artilugio humano. Un transportista de la localidad que en el paseo habitual acompañado por sus perros, se cruza con un extraño personaje extremadamente alto, que viste ropas antiguas, que parece no tener vida en la cara….los perros, contrariamente a lo acostumbrado, se atemorizan ante su presencia. La redacción de Cuarto Milenio identifica al extraño personaje con «el Seco»; su altura, su extraña indumentaria, enlaza con otros testimonios recogidos en diferentes puntos de España.
Pero sin duda, la aparición más impactante de todas sucedió este mismo verano a una pareja bien conocida en la villa. Un colaborador de El Agitador que prefiere mantener su anonimato, ejerce de «corresponsal» y nos cuenta con todo detalle lo que ocurrió en el lugar que aparece en la fotografía adjunta:
Era de noche, después de la cena, un agricultor, en este caso acompañado ocasionalmente por su esposa, salió a «dar vuelta» por alguna de sus parcelas de regadío, para controlar el riego que estaba efectuando. Cuando regresaban, y ya entrando en el pueblo desde el Este, marchaban recorriendo con su vehículo la vieja carretera nacional que antiguamente atravesaba el pueblo. Por frente a lo que en su día fue la Posada de Gros, y donde se encuentra el cruce de la carretera que se dirige a Valfarta, vieron lo que les pareció un hombre que corría encorvado tras una bola de luz, como si pretendiese cogerla con las manos.
La bola era una esfera de unos veinte centímetros de diámetro, que se trasladaba delante de él suspendida en el aire unos treinta centímetros, sin apreciarse ningún movimiento de rotación de la misma. Llegado frente a la fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia, popularmente llamada Virgen de las Nieves y en un pequeño jardín que allí se encuentra, dejaron de verlo. Sin saber qué podía ser aquello, y llamándoles enormemente la atención, el esposo, intrigado, detuvo el vehículo y bajó de él con toda normalidad, con la intención de ver quién era y hallar una explicación a lo que acababan de presenciar. Al no verlo, pensó que quizá se habría ocultado entre los arbustos del jardín; pero miró entre ellos y no vio nada. Acto seguido, se dirigió a la pequeña puerta que comunica con el solar de lo que desde tiempo immemorial había sido el Hospital del lugar, contiguo a la iglesia, pensando que el misterioso individuo podría haber entrado por ella. Intentó abrirla pero no lo consiguió: estaba cerrada. Sin encontrar explicación, sobrecogido, volvió al coche y siguieron su camino.
La pareja guardo silencio sobre lo que les había pasado aquella noche hasta que, durante las fiestas de agosto de Bujaraloz, reunidos con los amigos en la peña, y hablando de cosas paranormarles (uno de la cuadrilla es más que aficionado) contaron lo que les había sucedido. De ahí el boca a boca… hasta que circusntancialmente llegó a oídos de un redactor de Cuarto Milenio.
Ellos simplemente contaron lo que presenciaron, sin atreverse a decir que era lo que podía ser aquello. Nuestro informador conoce bien a la pareja que presenció el caso sin explicación racional y cree firmemente en su testimonio:
«Lo que vieron, ocurrió de verdad, estoy totalmente seguro». Y añade que «¿Por qué ocurrió la aparición, precisamente, en ese lugar? Quizá no sea casualidad…el hospital, la iglesia, la energía inexplicable que se percibe en ciertos lugares… Sé de cosas que han ocurrido y ocurren en este pueblo, (a lo mejor pasa en todos), que en principio, no tienen explicación».
El misterio de Bujaraloz y las extrañas apariciones continúa abierto.
Pueden ver el caso en el enlace que adjuntamos (es el segundo reportaje).
http://www.mitele.es/programas-tv/cuarto-milenio/temporada-8/programa-298/