Seguramente muchos caspolinos desconozcan los sondeos de investigación que se quieren realizar en el término de Caspe y municipios adyacentes con el fin de buscar hidrocarburos, en concreto, gas natural. Efectivamente, han leído bien, la fractura hidráulica o “fracking” ya está aquí. A continuación, vamos a explicar qué significa este término con el fin de que aquellos lectores que lo desconozcan o lo sepan únicamente de oídas puedan comprenderlo.
De manera simplificada, puede decirse que el fracking o fractura hidráulica es una técnica de extracción de hidrocarburos (gas natural y petróleo) a través de la fracturación de la roca madre del subsuelo. Consiste en la perforación de un pozo vertical hasta llegar a la profundidad deseada (varios kilómetros), y a partir de ahí inyectar a gran presión agua con arena (98%) y una sopa de productos químicos (2%) que favorecen la fracturación del sustrato rocoso que encierra el gas natural o el petróleo y así proceder a su salida al exterior. Parte de la mezcla inyectada vuelve a la superficie (entre un 15 y un 85%). Hasta aquí la teoría, ahora entra en juego la práctica que es donde, además, les expondré mi opinión.
En términos prácticos, en cuanto al fracking se refiere, poner en marcha esta técnica conlleva multitud de inconvenientes, aunque habrá seguramente gente que únicamente lo verá como una oportunidad para aprovechar los pocos hidrocarburos que hay en este país; mientras tanto, las empresas que operan con esta técnica (que la mayoría no son españolas) se frotan las manos.
Dicho lo cual, los inconvenientes son los siguientes: Primero, el fracking es una técnica de extracción agresiva con el suelo, que destruye las capas más profundas haciéndolas “añicos” y desestabilizando las de arriba con la posibilidad de provocar pequeños seísmos y colapsos del terreno, alterando de esta manera el paisaje. Segundo, el cóctel de contaminantes que se inyecta en las profundidades para la fracturación de las capas del suelo que encierran el gas natural puede originar contaminación de las aguas subterráneas, del propio suelo e incluso daños a los cultivos. Y tercero, consume una gran cantidad de recursos, especialmente agua, de la que precisamente en nuestro territorio “no nos sobra”. Estos tres serían los principales inconvenientes (probados científicamente y demostrados por expertos en la materia) pero si me permiten me voy a mojar y voy a ir un poco más allá. Por un lado, las cantidades que se puedan extraer de gas natural (si es que hay) no serían de gran abundancia, básicamente por lo que nos dicen los libros, ya que no estamos en una zona gasística del mundo. Por otro lado, pienso que en el caso de que encuentren, seguramente las cantidades halladas no serían rentables para su extracción. Además, no creo que el fracking ayude mucho a la economía local ni a las familias en cuanto a puestos de trabajo se refiere porque generalmente la mano de obra que se necesita es bastante cualificada, por tanto, la mayoría de trabajadores que reclutará la empresa explotadora seguramente no sean autóctonos de nuestra zona.
Que en la actualidad las administraciones públicas apuesten tan fuertemente por las fuentes de energía convencionales como el gas natural o el petróleo resulta, en mi opinión, bastante anticuado, pero es que además, hacerlo de esta manera y con esta gran cantidad de impactos ambientales me parece de absolutos irresponsables. En este país, al mismo tiempo que se pide la investigación de hidrocarburos en las Canarias o el fracking en diversas zonas de la península se machaca las fuentes de energía renovables quitándoles las subvenciones o dilapidando los proyectos que se quieren poner en marcha. ¿Y esto por qué? Pues para el beneficio de grandes empresas, como Repsol, concentrando el beneficio en unos pocos “amiguitos” de los “politicuchos” de turno.
El oro energético de España son las energías renovables y se están dinamitando a una velocidad vertiginosa. Un claro ejemplo es Caspe ¿por qué no se habla de poner un parque eólico, una planta solar o una de biomasa? En cambio si se habla de extraer gas mediante fracking. Tenemos abundantes horas de sol, abundante biomasa que quemar, incluso viento estable en la zona del pantano y que casualidad, estamos hablando de la explotación de un recurso en nuestro territorio que ni siquiera sabemos si existe y encima con amplios impactos medioambientales. Cuando el fracking está literalmente prohibido en países de nuestro entorno, mucho más avanzados que el nuestro, como Francia o Alemania, por algo será… Está claro que la clase política tiene mucho que ver en este tema, y ésta es la encargada de tomar las decisiones de si quieren fomentar las energías limpias o las convencionales; de si quieren que los beneficios se los lleven unas pocas empresas o sean repartidos entre más gente; en fin supongo que ya me entienden…
Volviendo a los sondeos de investigación que se planean por Caspe, ¡ojo!, de investigación, NO de extracción o explotación (ya que esta segunda fase SI acarrearía los inconvenientes nombrados anteriormente), tienen nombres y zonas afectadas. A uno se le ha dado el nombre de “Atlas” y el otro se le ha llamado “Helios”. El proyecto Atlas abarcaría únicamente la parte norte del término de Caspe mientras que el Helios cogería gran parte de la extensión municipal. Ambos permisos han sido solicitados al ministerio de medio ambiente por la empresa americana Frontera Energy Corporation, S.L, con fecha de 22 de febrero de 2011. De momento estense tranquilos, estos sondeos están aún en fase de tramitación, parece que la cosa va para largo y de momento a corto plazo no van a ser concedidos. Los datos de los que hablo se encuentran en las siguientes imágenes:
Viendo las imágenes anteriores se preguntarán si esta lotería del fracking nos ha tocado solamente en Caspe y municipios de alrededor, pero no es así, hay más zonas tanto en Aragón como en España con cantidad de municipios afectados. En las siguientes imágenes se encuentran varios proyectos en fase de trámite que se quieren llevar a cabo en Aragón y en otras partes de España, alguno de ellos ya concedidos a la empresa explotadora de turno para que investigue si en esos territorios hay hidrocarburos:
Como ven, para nada Aragón es una comunidad libre de fracking. Aunque es verdad, que solamente ha sido concedido un permiso y por parte del Gobierno del Estado (proyecto Aquiles), pero hay que ser cautos, porque con lo que se ve en el mapa, nos podemos imaginar lo que se avecina. Según declaraciones, parece que la política del gobierno de Aragón es más reticente al fracking que la del gobierno de España, pero el tiempo lo dirá…
Volviendo a Caspe me parece un tanto indignante que a los caspolinos desde la administración local (sea de un gobierno u otro) no se les haya informado de este tema, ni tan siquiera a través de las redes sociales. Es de esperar que si estos sondeos se concediesen y se llevasen a cabo, habría mucha gente afectada. Desconozco por qué el Ayuntamiento no ha dicho nada, no sé si es por el mero hecho de que desconoce el tema, porque no le da importancia al asunto, o porque sabe que esto puede conllevar ciertas repercusiones en la ciudadanía de Caspe y no quieren mover ficha antes de que salga algo definitivo. Lo que sí es cierto, es que en temas medioambientales como éste hay poca conexión ayuntamiento-ciudadano.
Lo bueno de estos procedimientos es que generalmente son lentos y aún están en fase de tramitación. Por ello, antes de que el mal sea mayor, la ciudadanía de Caspe debe estar informada ante algo que nos puede afectar tan directamente; e ir cocinando una respuesta mayoritaria, de si quieren apoyar o no el fracking en nuestro territorio. Algunas comarcas turolenses ya han salido a la calle para dar una claro NO, alegando las escasas ventajas para los municipios. Desde luego, tengo claro que también esa sería mi respuesta.
Carlos Vallés Cortés