El pasado 23 de Agosto, domingo, a las 7 de la tarde, en la Iglesia Parroquial de Monroyo, tuvo lugar una original actuación a 3 bandas: música de órgano, canto y baile.
La actuación se enmarcaba dentro del Ciclo de Organo que viene organizando hace ya algunos veranos la Comarca del Matarraña.
La música del órgano estaba a cargo de Esther Ciudad.
La Jota era interpretada por el famoso cantador bilbilitano Nacho del Río.
Y la danza era ejecutada por el bailarín Miguel Angel Berna.
Para la ocasión se había dado la vuelta a los bancos de la Iglesia que miraban a la parte trasera del templo donde había un improvisado escenario de dos pisos que incluía el espacio del coro, con el órgano situado en el lateral derecho del mismo.
El público, como era de esperar, abarrotaba el lugar.
Sin quitar méritos a los otros dos participantes en el espectáculo, Miguel Angel Berna es una estrella que brilla con luz propia hace ya algún tiempo en el panorama cultural aragonés, español e internacional. La primera vez que lo vi, su espectáculo exhibía una fusión de flamenco y jota. Al verlo resultaba obvio lo mucho que los dos estilos musicales tenían en común, empezando por las castañuelas.
Este bailarín de formación polivalente (danza clásica, jota, flamenco, baile contemporáneo…) nos descifra aquello que la jota sugiere apenas entre líneas, lo que la jota llevaba dentro y los demás apenas intuíamos.
Su elegancia y sobriedad aventajan lo churrigueresco que a menudo rebosa el flamenco. Y al mismo tiempo sus castañuelas hablan y nos remiten directamente a la raiz.
Hace tiempo escuche a alguien decir, refiriéndose a Carmen Paris, que esta cantante había dignificado la Jota. El comentario me pareció muy en consonancia con el tópico aragonés de que todo lo de esta tierra nuestra está falto de autoestima. Porque dignificar viene a significar trasformar en digno de respeto algo que previamente no lo era.
Me gusta más pensar en Miguel Angel Berna como alguien que nos descubre lo que la Jota escondía. Lo que este bailarín expone ya estaba ahí, en la propia Jota. Viéndolo y oyéndolo desenvolverse por el escenario parece mentira que uno no se haya dado cuenta antes. El no propone dignificar la Jota sino que nos la descubre en todo su esplendor, nos desgrana sus secretos ocultos, situando bajo los focos aquello que hasta ahora era apenas un susurro imperceptible, un pálpito contenido.
Miguel Ángel Berna, con su espectáculo «La Jota y la Taranta» actuará en el Auditorio de Zaragoza los próximos días 2, 3 y 4 de octubre. Si tienen ocasión, no se lo pierdan.
Piluca Cercadillo