Nos han vuelto a tocar los huevos

 

Como cada semana, uno de los Hnos. Gracia vino a traer el pedido. Al aproximarse a mí, cariacontecido, confesó: te he vuelto a tocar los huevos. Y claro, si él me los toca a mí, yo se los tengo que tocar a usted, esto funciona así.

Y es que quizás usted no se haya dado cuenta, pero hace meses que la maniobra de poner los huevos encima de la mesa, resulta más cara. Me explicaré: lo de la gallina de los huevos de oro ya no es un cuento. Ahora las ponedoras, las que han quedado, sacan de su vientre tesoros que valen un Potosí, una fortuna, un ojo de la cara, y un huevo, claro (la frase esto vale un huevo tiene ahora más sentido que nunca). El fruto de la gallina sigue siendo barato, de acuerdo; pero la docena de “XL” que hace un año se pagaba a 1,60 €, ahora vale 2 €. Si echan cuentas verán que es una subida de casi un 30%.

Ahora hay algo más de demanda (la crisis ha aumentado el consumo de alimentos económicos) y menos oferta. ¿Por qué? Ocurre que tras entrar en vigor el nuevo decreto aplicable a las granjas (31 de julio) y a la vuelta de vacaciones, ha llegado la ruina para cientos de avicultores en toda España. Había que modernizarse. Acabado el plazo, todas aquellas granjas avícolas que no cumplían con los requisitos, han pasado a mejor vida. Solo en el entorno de Caspe 200.000 gallinas se han quedado sin quehacer. Y lo que es peor, los trabajadores de las granjas, con los huevos pelados de experiencia, al paro.

El problema para los productores era grave: ceñirse a la ley costaba un dineral, unos 10€ por gallina. Hicieron cuentas y se les pusieron los huevos por corbata, pues esto iba a suponer alrededor de 100.000 € para una granja de tamaño mediano. Y claro, con la que esta cayendo, hay que tener muchos huevos para arriesgarse a amortizar semejante inversión en un plazo razonable. Inviable para muchísimos.

Solo las nuevas granjas están dentro de la ley, o aquellas no tan nuevas propiedad de hueveros aplicados quienes aceptaron hace un tiempo que no tenían más remedio que cumplir con el coñazo de las reformas impuestas por Europa y, cogidos por los huevos, empezaron a rascarse el bolsillo. Los que quedan son los que ahora (según me confesaba uno de ellos) están ganando dinero tras años de apreturas. Ante la falta de producto, “nos la han puesto a huevo”, me dijo.

Todo el problema reside en la exigencia europea; el espacio por gallina debe aumentar; hay que instalar también unas cortinillas para que las gallinas tengan intimidad, un aseladero para que duerman más cómodas, una yacija (suelo artificial) y hasta un rascador de uñas…Manda huevos.

Todo esto de la protección animal está muy bien, pero digo yo si no nos estaremos pasando. Ahora dicen que están pensando en habilitar zonas de descanso en las carreteras para que los cerdos (los que viajan en jaulas, no los que tiran basura por la ventanilla) estiren las piernas en los viajes largos…¡Tócate los huevos!

Y me pregunto: ¿Obligarán también a que haya una zona de esparcimiento en los aviones? ¿Se aumentará el sitio por pasajero, para que las personas con sobrepeso no parezcan estuchadas en una huevera? Y ya que estamos, ¿Se va a exigir que los de Ryanair pongan más combustible a los aviones? Seguramente no, con joder a los de siempre, ya hay bastante. La verdad, estos que legislan, tienen unos huevos que se los pisan. 

Amadeo Barceló

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