Raro como un perro verde: Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, de David Foster Wallace.

Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer Autor: David Foster Wallace. Editorial: Debolsillo.

David Foster Wallace 1962-2008. Realmente no se me ocurre otra manera de definir a este muchacho, que prometía ser uno de los grandes novelistas americanos del siglo XXI, y que por causa de una profunda depresión recurrente (siempre anduvo dependiendo de fármacos antidepresivos, hasta que ya no le hicieron efecto) acabó algoahorcándose a los 46 años, después de haber deslumbrado a propios y extraños con un novelón titulado “La broma infinita”. También le dió tiempo para escribir un par de recopilaciones de cuentos: “La niña del pelo raro” y “Entrevistas breves con hombres repulsivos”, aclamados por críticos y lectores. Raro, raro, un fulano que sufriendo de unas depresiones tan devastadoras que le hacían abandonar la escritura durante largos períodos en los que se sumía en una negrura casi total, fuese tan gracioso y tuviese mas guasa que una comparsa gaditana en tiempos de carnaval: vivir para ver. Muestra de esa guasa es el libro que reseñamos hoy, nacido de un encargo que le hace la revista Harper´s Bazaar, que le pagó generosamente un viaje en crucero de lujo por el Caribe para que escribiese una crónica (se supone que ya contaban con que sería una crónica atípica, irónica y algo ácida) de esa manera de emplear las vacaciones que tienen una gran cantidad de personas en Estados Unidos, casi todos jubilados y grupos de recién casados que se embarcan en navíos monstruosamente grandes y lujosos durante una semana durante la cual navegan por distintas partes del Caribe. Ya se pueden imaginar la crónica que le salió al bueno de David Foster Wallace, del tono:

“He visto trajes de chaqueta y pantalón de color fucsia, cazadoras de color rojo menstrual, anoraks de color marrón y púrpura y zapatillas deportivas blancas sin calcetines”.

O, también” He oído a americanos adultos y boyantes preguntar en el mostrador de Atención al Pasajero si hay que mojarse para bucear, si el tiro al plato tiene lugar al aire libre, si la tripulación duerme a bordo y a qué hora es el Buffet de Medianoche”.

Descripción del camarote, sección retrete:”Pero todo esto sigue siendo insignificante comparado con el fascinante y potencialmente perverso retrete del camarote 1009. Una combinación armónica de forma elegante y funcionamiento vigoroso, flanqueado por rollos de papel tan suave que no les hace falta las perforaciones usuales para separar las hojas; mi lavabo tiene encima la siguiente inscripción: ESTE RETRETE ESTÁ CONECTADO A UN SISTEMA DE DESAGÜES POR ASPIRACIÓN. POR FAVOR, NO TIRE AL RETRETE NADA QUE NO SEAN DESPERDICIOS CORRIENTES Y PAPEL HIGIÉNICO. Sí, es cierto, un retrete aspirador. Y, del mismo modo que el ventilador del techo, no es una aspiración moderada ni suave. Tirar de la cadena provoca un ruido breve pero traumático, una especie de gárgara sostenida en si mayor, como un trastorno gástrico a escala cósmica. Junto con este ruido se produce una succión contundente tan poderosa que resulta al mismo tiempo temible y extrañamente reconfortante: tus desperdicios no parecen tanto succionados como arrojados lejos de ti, y arrojados con una velocidad que te hace sentir que los desperdicios van a terminar tan lejos de ti que se van a convertir en una abstracción, una especie de tratamiento por desagües en el nivel existencial”.

No les cuento como es una cena de gala en tan sibarítico barco, ni las fiestas temáticas, ni….Mejor que lo lean.

Manuel Bordallo.

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