Esta es una entrevista extraña. No estoy familiarizado con la náutica, aunque tengo amigos que sí lo están. No conozco de nada a Raúl. Nunca antes le había visto la cara. Quiero entrevistarle porque me han hablado bien de él, porque encaja en nuestra línea editorial, porque preside una institución relevante para Caspe y porque el año pasado flipé con la decisión más torpe jamás tomada por un ayuntamiento en la larga historia del municipalismo español. Corría julio de 2013 cuando el ayuntamiento de Caspe prohibió la celebración de, entre otros actos, la verbena con la que todos los años el club náutico celebra la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. La cosa hizo mucho ruido y dio pie a escuchar, y leer, algunas de las estupideces más grandes y “ostentoreas” jamás pronunciadas, o escritas, sobre el solar caspolino. Raúl era en aquel entonces su presidente y me apetece muchísimo escuchar su versión de los hechos.
¿Cómo apareciste por Caspe? Tenía inquietud por los deportes náuticos y hace años compré un barco con la intención de llevarlo al pantano de la Sotonera. Yo por aquel entonces ni siquiera conocía Caspe. Lo pusimos en marcha aquí. Después de eso no me conformé con irme directamente a la Sotonera y probé casi todos los embalses de Aragón antes de tomar la decisión de venirme al de Caspe porque es al que más posibilidades le vi de todos.
De caer en Caspe de forma accidental a acabar residiendo de forma definitiva aquí. Desde 2007 resido de forma habitual en Caspe. Empecé en el camping Lake Caspe, pasando allí temporadas de verano. Luego compramos una casa en el pueblo donde estuvimos tres años. Después surgió la posibilidad de comprar un terreno en Pescadores y hacernos nuestra propia casa. Lo preparamos durante lo que se nos hicieron unos largos años, pero al final tengo mi casa junto al embalse que para mí es algo muy importante porque disfruto viendo el paisaje que se brinda todas las mañanas desde casa.
Pero no trabajas en Caspe. No, mi empresa está en Zaragoza.
¿Vas y vienes todos los días de Caspe a Zaragoza? Así es.
Eso es afición. Bueno, llámalo como quieras.
Eres el presidente del Club Náutico. ¿Cómo pasas de ser casi un visitante a implicarte de una forma tan directa en la vida asociativa caspolina? Yo era socio del Club Náutico y veía que con otra forma distinta de gestionarlo podría funcionar mejor. Entre varios socios decidimos preparar una candidatura en la que la mayoría era gente de Caspe vinculada desde siempre con el club y salimos elegidos. Así de fácil.
¿Y habéis conseguido que funcione mejor? Lo principal es que las personas que estamos en la junta trabajamos para el club de forma gratuita, nadie cobra. Esto es algo que nos cuesta mucho porque en general la gente es reacia a implicarse. A mí, personalmente, esa dedicación desinteresada me cuesta dinero y tiempo de mi negocio porque invierto muchas horas, llamadas telefónicas, viajes, etc. Mi mujer también le dedica todos los días unas horas a tareas administrativas, preparación de eventos, etc. Pero creo que merece la pena. Personalmente no tengo problemas en hacer de todo, como presidente lo mismo podrás verme atendiendo a cualquier autoridad que visite el club que recogiendo basura en las instalaciones y eso lo extiendo a todos los miembros de la Junta.
En qué se traduce esa mejora a la que aludes.Son muchas cosas. Lo primero, que hemos conseguido es que todas las personas que usan las instalaciones abonen el precio fijado por el Club. Pagar es la mejor manera de contribuir a la conservación de las instalaciones y de respetarlas. Partiendo de que las instalaciones son municipales, ello no implica que sean gratuitas, de hecho, hoy por hoy, no hay apenas servicios municipales gratuitos. Pongo por ejemplo las piscinas municipales. Además, cualquier otro servicio que preste el municipio y que pueda ser gratuito lo es porque recibe entradas de dinero del Estado, vía subvención o ayuda, y aquellos que no las reciben están condenados o bien a la privatización, o a su desaparición. Gracias al pago por parte de usuarios y socios del precio de estos servicios, tenemos las cuentas saneadas. En segundo lugar, podemos controlar los barcos que hay. Tenemos unas instalaciones actualizadas y podemos plantearnos inversiones que le den al club nuevas perspectivas. Solo te diré que, en el momento en el que yo me hice cargo de la presidencia, había mil y pico euros en la cuenta. Yo, personalmente, me puse de garantía de las responsabilidades económicas del club hasta conseguir encauzar la situación porque, a la semana siguiente de nuestra elección, era el día grande del club, el “día del Carmen”, y había unos gastos inmediatos a los que hacer frente. A día de hoy el club ingresa unos cincuenta y cinco mil euros al año.
Mucha pasta es esa. Penosamente el club dispone de un saldo muy favorable en su cuenta corriente. Y digo lo de penoso porque no queremos tener un montón de dinero en la cuenta, lo que queremos es irlo reinvirtiendo en aquello más necesario y en eventos que nos abran a nuevas formas de atraer al turismo, poniéndonos siempre a disposición de cualquier entidad, particularmente del ayuntamiento o la comarca, para sacar adelante proyectos que, dentro del objeto del club, sean atractivos y sirvan para mejorar el conocimiento de los deportes náuticos, la imagen y la proyección turística del embalse.
¿La mejora en la gestión es solo económica? La economía saneada es la que nos permite poder afrontar nuevas aventuras, pero no solo es eso. Recuerdo que una de las primeras cosas que hicimos fue limpiar las instalaciones, quitar chatarra que había amontonada desde no se sabía cuándo. Había empresas que operaban en el Club y unas estaban dadas de alta y otras no. A día de hoy hay diez empresas reguladas. Cada una de ellas abona su cuota de socio/empresa. Pueden utilizar las instalaciones con sus clientes, dejar sus vehículos y disfrutar de las actividades que el club organiza. Cada una de ellas puede tener hasta seis barcas en los pantalanes. Esta es una forma de que la actividad de las empresas esté regulada, de luchar contra la piratería en el sector, y por supuesto de que ellas estén satisfechas. El hecho de que las instalaciones sean municipales permite que los servicios sean muy económicos. De hecho estamos pensando en actualizar las cuotas de las empresas, según los servicios que soliciten.
¿Percibes que la masa social del club está contenta con vuestra gestión? Yo creo que casi el cien por cien de los miembros del club lo está, aunque puede haber alguien que no comparta nuestras iniciativas. Además, todos los socios pueden dirigirse al club por el medio que estimen oportuno y trasladarnos sus posibles quejas, comentarios o solicitudes.
Hablas de afrontar nuevas perspectivas para el club. ¿A qué te refieres? Se puede hacer mucho más de lo que se hace. Las posibilidades del embalse son casi infinitas. La actual junta directiva está muy implicada en darle ese impulso al cluby en apoyar cualquier evento deportivo que se realice en Caspe. Nos hemos asociado con el Club Capri de Mequinenza y con el Náutico de Zaragoza. Nuestra intención es potenciar la motonáutica en Aragón, que ahora mismo está en un mal momento, e intentar hacer cosas dentro del territorio. Siguiendo con esa filosofía que te comentaba de trabajar gratis, varios de nosotros nos hemos sacado recientemente el título de jueces de motonáutica precisamente para poder celebrar pruebas ahorrando costes. También hemos apostado por abrirnos a la sociedad. Los Bomberos usan gratuitamente las instalaciones para hacer prácticas, y no solo los de Caspe, vienen de todo Aragón. Protección Civil, también tiene abiertas las puertas del club, de forma completamente gratuita, ¡faltaría más!; de hecho disponen de un mando de apertura al igual que el Cuerpo de Bomberos, que el club les ha prestado para todo aquello que estimen oportuno. También estamos en negociaciones con Chiprana para plantear un uso reciproco de instalaciones en caso de extravío o emergencias.
Desconozco la realidad de un club náutico pero, de ser cierto todo lo que dices, su existencia genera no solo beneficios para sus socios o usuarios sino para toda la sociedad, especialmente en un municipio que, como Caspe, apuesta, o al menos dice apostar, por el turismo y la promoción del territorio como motor económico. Eso está claro. Cualquiera de las pruebas de las que te he hablado mueve un montón de gente, que gasta, come, pernocta… Nosotros intentamos siempre que sean en fin de semana para, de alguna forma, obligarles a quedarse. Desgraciadamente nos resulta muy difícil sacar adelante ese tipo de iniciativas y ahora mismo nos vemos incapaces de organizar muchas de esas pruebas que se van a acabar marchando a otros lugares con el perjuicio que eso genera para Caspe. En junio, por ejemplo, hay una prueba de motonáutica que se va a celebrar en Coma-ruga y no aquí como estaba previsto. Aunque haciendo gestiones, hemos conseguido que de Coma-ruga, vengan aquí con sus veleros a finales del mismo mes.
¿Por qué? Porque no me fio.
¿Qué quieres decir con que no te fías? El Club, cuando convoca un evento, no puede tener sorpresas de última hora que retrasen los actos programados, salvo la meteorología o causas de fuerza mayor, porque eso daña su imagen y hace desistir a los participantes que no vuelven a próximas convocatorias. A día de hoy la relación que mantenemos con el Ayuntamiento desgraciadamente no es buena, más bien todo lo contrario, eso entorpece y dificulta la preparación de actividades. Somos capaces de movilizar el sector turístico pero, tristemente, según qué actividades, por ahora, nos vemos obligados a llevarlas fuera de Caspe.
Quería que me hablaras de eso, aunque has sido tú quien lo ha sacado. La mala relación a la que te refieres es bien conocida por todos los caspolinos. Sin tener conocimiento de los detalles, se me ocurre que no parece muy buena gestión llevarse mal con el propietario de las instalaciones en las que se asienta el club. Es una historia larga y complicada.
No importa, tenemos tiempo. El Ayuntamiento de Caspe cedió al Club Náutico por un lado el uso del bar y los vestuarios y por otro el del resto de instalaciones, los dos por un plazo de veinticinco años. Hará de eso más de diez años. Esas cesiones se adoptaron en acuerdos de Pleno y se publicaron en el Boletín Oficial. A cambio de las cesiones el club se comprometía a gestionar las instalaciones, realizar actividades náuticas e invertir doce mil euros al año en mantenimiento y mejoras de las instalaciones cedidas. Además de todo lo que te acabo de decir, el club tuvo que invertir noventa y cinco mil euros en actualizar todas las instalaciones que nos cedieron y que en el momento de la cesión no estaban en buen estado.
¿Cuál era el estado de esas instalaciones? ¿En qué intervinisteis? Algunasde ellas tenían goteras, estaban en un estado lamentable de conservación. Tanto los baños, como las duchas y los vestuarios se reformaron y se incluyeron aseos para minusválidos, de los cuales antes no se disponía y el local del bar se amuebló por completo: barra de bar, cocina, aseos, aseos también para minusválidos, en fin lo que es completar un local con cuatro paredes, para desempeñar la función de Bar y local social. Estas obras también formaban parte del acuerdo con el Ayuntamiento. Te diría que esa fue la razón principal del acuerdo porque así el Ayuntamiento evitaba tener que invertir un dineral. Esa cantidad se corresponde con un préstamo cuya cuota se pagaba mensualmente y que, por cierto, gracias a nuestra gestión, conseguimos amortizar anticipadamente un año antes de su vencimiento.
Por aquel entonces, el ayuntamiento de Caspe estaba gobernado por Teresa Francín, si no me equivoco. Sí. Y el acuerdo siempre contó con la oposición del CPC.
Tengo entendido que uno de los principales puntos de fricción con el Ayuntamiento es el tema de los gastos de comunidad. Se os ha acusado reiteradamente de no pagarlos. Es que no somos los propietarios del terreno. Pero, en cualquier caso, si ese es el problema, estamos siempre abiertos a negociaciones con quien corresponda. Pero es verdad, no pagamos gastos de comunidad. A cambio tenemos el compromiso de invertir doce mil euros anuales en mantenimiento y mejoras. Lo que pasa es que ese importe no es el real.
¿Qué quieres decir? Pues que, como esta es una entidad sin ánimo de lucro, en la que la gente trabaja sin cobrar y en la que la gestión económica está bien llevada, en lugar de invertir doce mil euros cada año, como tenemos comprometido, invertimos una media de cincuenta y cinco mil. Casi cinco veces más de lo pactado, el cien por cien de lo recaudado. En unas instalaciones que, repito, son del ayuntamiento pero que todo el mundo puede utilizar. Todo lo que se ingresa se reinvierte en el club y, por supuesto, y quiero que quede siempre claro, nadie de la Junta Directiva cobra ni un duro por el trabajo realizado.
Planteas un escenario casi idílico. Cuentas saneadas, gestión eficiente, mejora en las instalaciones públicas, atracción turística, promoción para el territorio… Y todo sin que al Ayuntamiento le cueste ni un euro, a través de esa colaboración entre lo público y lo privado que tanto reivindica el Partido Popular, y en general la derecha política, como modelo de gestión de recursos públicos, hablo de sanidad y educación, de mayor importancia para la sociedad que un club náutico. Me cuesta creer lo que dices. Estás en tu derecho. Puedes preguntar a los socios. Nuestra gestión es transparente. Cada año se le pasan las cuentas al ayuntamiento y este conoce a la perfección nuestra gestión económica. Tenemos copia sellada de todos los escritos presentados al ayuntamiento.
¿Cuál es, en tu opinión, la razón de ese enfrentamiento tan perjudicial para todos? Estoy convencido de que, al pasar de ser una entidad con unos mínimos ingresos con los que apenas podíamos hacer frente a los préstamos y a las obligaciones económicas comprometidas con el Ayuntamiento, a ser un club saneado, nos convertimos en un objetivo muy atractivo para inversores privados. Incluso puede haber otros motivos que a mi razón escapan. Hoy puedo decir que todo funciona y yo interpreto que alguien quiere hacer negocio privado con esta situación tan saneada que, repito, se ha producido gracias al esfuerzo y al trabajo gratuito de toda una junta, sin coste alguno ni para el municipio ni para sus vecinos ni para la comarca de Caspe.
¿Te refieres a una privatización del Club inducida por el Ayuntamiento? Está claro que hay margen para subir precios tanto en las cuotas como por los servicios que se prestan. Si a ese aumento de margen le añades una reducción en las partidas destinadas a mejoras y mantenimiento, saca tú mismo las cuentas. Está claro que así se puede hacer negocio. Ten en cuenta que tanto las cuotas como las tarifas son muy económicas, que los socios caspolinos pagan cuota anual pero no matricula… Nosotros somos una entidad sin ánimo de lucro, pero privatizarlo y ponerlo en manos de una empresa podría dar para sacar un provecho económico.
Hablando mal, me lo pones tan “a huevo” que lo único que me queda es preguntarte si el asesino es el mayordomo o el ama de llaves. ¿Quién se beneficiaría con vuestra marcha? Esta situación está en los juzgados, con abogados, y no puedo decirte nada más porque no quiero que esto pudiera entorpecer la estrategia que sigue el club en su defensa. Lo que sí puedo decirte claramente es que si existiera mejor relación con el ayuntamiento habría más actividades turísticas y deportivas que redundarían en todos los caspolinos. Con su actitud están yendo en contra de los intereses de los cientos de socios del club, de Caspe, de su comarca y del desarrollo turístico y económico de este territorio.
El punto álgido de este largo desencuentro se produjo el año pasado con la prohibición por parte del Ayuntamiento de celebrar varias de las actividades que habíais programado en honor de vuestra patrona, la Virgen del Carmen. Eso fue lo peor, desde luego. Personalmente, me emocioné como una Magdalena. No soy muy religioso pero es una fiesta muy especial para todos nosotros porque sirve para unir a todos los navegantes y que, además, lleva celebrándose desde hace casi veinticinco años con lo que tiene ya mucha tradición, y siempre sin problemas.
¿Qué ocurrió exactamente? Veinticuatro horas antes de la celebración, desde alcaldía se nos comunicó que solo podíamos hacer actividades dentro del bar, hasta la “Salve Marinera” a la Virgen la teníamos que cantar allí. Fuera del bar, nada de nada. Con tan poco tiempo, teniendo ya todo organizado, no hubo margen temporal para reaccionar planteando medidas cautelares judiciales, ni nada. Lo único que pudimos hacer fue suspender todos los actos. Incluso la procesión náutica, la visita a la ermita, la presencia del cura, la bendición de embarcaciones. Algo increíble. Todo lo solicitado al ayuntamiento se nos denegó. Desde alcaldía se nos dijo: o lo hacéis todo en el bar o no lo hacéis. Nada. Y eso nos lo dice el Ayuntamiento por escrito, con tan solo veinticuatro horas de antelación. La notificación la trajo la policía municipal a mi casa para ser entregada en mano. Ni siquiera mi mujer pudo recibirla, yo estaba en la ducha y la policía esperó a que terminase para entregármela. Lo único que nos permitieron para ese día fue utilizar las rampas para subir y bajar barcos.
Aplicando la lógica de una novela de Agatha Christie me atrevería a sospechar que el bar no se veía demasiado perjudicado por la situación que describes… Ya te he dicho que de determinadas cosas no puedo hablar en este momento.
¿Cómo encajaste ese golpe? Muy mal. Personalmente me sentí impotente e indefenso. Gracias al apoyo de la gente que entendió lo sucedido y me transmitió su apoyo conseguí, con los días, recuperar las fuerzas para seguir adelante y no venirme abajo.Hablo de socios, turistas, gente del pueblo que todos los años venía a la verbena a pasarlo bien… Yo remití el escrito del ayuntamiento a todos los socios y estos lo entendieron perfectamente. Todavía me siento mal al recordar ese día.
¿Qué vais a hacer este año? Lo celebraremos fuera, como otras cosas que se pierde el club por culpa de esta absurda situación. Habrá misa, procesión, pero la cena de hermandad y la entrega de anclas de oro la celebraremos en otro lugar. Esperamos no tener ningún problema al respecto y que podamos celebrar nuestra fiesta como cualquier otro colectivo, peña o asociación caspolina, las cuales jamás han tenido ningún problema. Nosotros no podemos decir lo mismo.
Creo que tendréis suerte porque para Pilar Herrero, al menos, las asociaciones son uno de los grandes activos de Caspe. En varias ocasiones lo ha dicho y escrito. Ojalá sea así y tengas razón.
¿Os consideráis perseguidos por el Ayuntamiento? Me atengo a los hechos sucedidos y a sus consecuencias. Cada uno que saque sus conclusiones.
¿Tenéis al menos interlocución con el equipo de gobierno municipal? Sí, la tenemos, pero hablar es gratis y no lleva a nada. Nunca se firma nada y la situación es insostenible.
¿Qué sientes ante una situación como la que describes? ¿Frustración? ¿Rabia? ¿Pena? Lo que más me duele y frustra es la cantidad de cosas que dejamos de hacer y que podríamos realizar en un sitio tan magnífico como este. La unión entre Club y administraciones generaría beneficios para Caspe y comarca sin costes para los caspolinos. Y me refiero sobre todo al turismo. Para nosotros no es una cuestión económica porque, como te he dicho, somos una entidad sin ánimo de lucro que reinvierte todo lo que genera. Estoy convencido de que fácilmente podríamos triplicar el número de eventos en el embalse. Como mínimo. Hoy, teniendo que hilar tan fino para evitar que nos paralicen cualquier evento, con algún acuerdo municipal de última hora, nos vemos incapacitados para organizar un sinfín de ideas y proyectos. Todo el trabajo y el esfuerzo, tanto humano como de recursos, se va en evitar esa presión. Una pena. Ahora que conocemos otros clubes nos damos cuenta del desastre que esto significa. El Club Capri de Mequinenza es para “flipar”. La cesión de las instalaciones es gratuita al cien por cien. El Club es dueño de los terrenos y su Ayuntamiento se hace cargo del mantenimiento y de todos los gastos. Tienen el completo apoyo por parte de su ayuntamiento y eso genera más aprovechamiento y beneficios sociales para todos los vecinos que, en muchos casos, viven del turismo. Ten en cuenta que el que viene a un evento deportivo no viene solo. Se trae a la familia, tiene que comer, dormir, en muchos casos establece vínculos con el sitio, lo recomienda a otras personas… Eso aquí, por más que en el ayuntamiento se les llene la boca diciendo que fomentan el turismo, no es ni mucho menos la realidad.
¿Vas a seguir adelante a pesar de todo lo que cuentas? Puedo decirte que esta Junta Directiva luchará para seguir adelante y que saldremos de las instalaciones cuando venza el Convenio de cesión, si todavía estamos aquí, o cuando así lo dictamine un juez.
Siempre terminamos nuestras entrevistas pidiéndole al entrevistado que nos recomiende una peli, un disco y un libro. Supongo que en este caso es todavía más indicado hacerlo, lo digo por aliviar. Como grupo musical te diría Queen. Libro, “Dime quien soy” de Julia Navarro y película, “Viven”.
Venía preparado para una buena charrada pero la cosa casi se nos ha ido de las manos. Han sido varias horas que, en realidad, se han pasado en un santiamén. Nos ha dado tiempo para hablar de muchos asuntos. Raúl me cuenta cosas que no puedo ni debo transcribir. Algunas de ellas resultan difíciles de creer. Sin embargo, nada me hace pensar que no deba hacerlo. A pesar de la intensidad emocional de algunos de los pasajes que me relata, a pesar de su profunda implicación en una causa que a la mayoría de nosotros nos resultaría demasiado gravosa, a pesar de lo quemado que intuyo que está, Raúl no levanta ni una sola vez el tono, no profiere insultos, no se acalora. Se emociona bastante al recordar la no fiesta de la Virgen del Carmen del año pasado pero, en general, demuestra en todo momento ser una persona centrada, templada y cordial. La idea de un club autogestionado por sus socios, económicamente autónomo, puntual cumplidor de sus compromisos parece inatacable desde cualquier perspectiva. En ese sentido, difícil resulta aceptar que un club que cumple con esas premisas, como parece ser el Náutico de Caspe, no disfrute de una extraordinaria relación con un Ayuntamiento cuyos miembros dicen estar profundamente implicados en dar solución a los problemas de los ciudadanos y en promocionar el turismo y, por ende, el Mar de Aragón. Probablemente carezco de suficientes elementos de juicio y es mejor que me ahorre cualquier valoración. Ahora bien, hay algo que sí que tengo claro: prohibir una verbena popular que se celebra desde siempre y que pagan los socios del club es simplemente un disparate, algo que no puede justificarse por más empeño que en ello se ponga. Ojalá no vuelva a ocurrir. Nunca.
Jesús Cirac