Cuentan los sabios, pero sólo Alá sabe todo, que había una vez un comerciante ambicioso en los confines del desierto de Tlakamatán que pensó en
Cuentan los sabios, pero sólo Alá sabe todo, que había una vez un comerciante ambicioso en los confines del desierto de Tlakamatán que pensó en