Tres mil años lo atestiguan, desde los primeros textos del Antiguo Testamento hasta el presente: la afirmación de un Dios único, violento, celoso, pleitista, intolerante,
Tres mil años lo atestiguan, desde los primeros textos del Antiguo Testamento hasta el presente: la afirmación de un Dios único, violento, celoso, pleitista, intolerante,