El Agitador cumple un año y, en apenas doce meses, se ha convertido en un mozalbete sonrosado, fuerte y lozano. Tiene buen apetito, duerme de un tirón y cada día crece unos milímetros para regocijo de sus ilusionados papás, sus tíos, sus primos y sus abuelos. A sus papás se les cae la baba cada vez que lo miran caminar a buen paso, correr detrás de la pelota, jugar en el parque virtual con otros niños y niñas. Están tan satisfechos de la experiencia que ya están pensando en darle hermanitos para el año que viene. Uno ya está en marcha y será un libro, la segunda parte de “Los Años de los que no te hablé”, al que han podido ver moverse en una reciente ecografía. El otro será otro libro cuyo contenido y nombre no se atreven a revelar hasta que el predictor se tiña de rosa en el cuarto de baño aunque saben que será también un hijo del que podrán sentirse orgullosos.
En este año que ha pasado tan deprisa, El Agitador ha hecho muchos amiguitos. Muchos miles se han pasado por su sitio web para leer sus casi cuatrocientas entradas, más de una por día. Lo que más le llama la atención a sus papis es que casi un veinte por ciento de dichas visitas proceden de fuera de España, especialmente de México, Argentina, Colombia y Chile. No sabían que su hijo fuera a tener algo en común con niños de tierras tan lejanas. Pero sí, y también con niños y niñas de otros muchos países. También les llama la atención la cantidad de amiguitos que su hijo ha conseguido hacer a través de Facebook. Y eso a pesar de lo malo que es el señor Zuckerberg, que no hace más que castigar al pobre Agitador y tenerlo durante un mes de cara a la pared para impedirle incrementar su número de amistades. Pero a los papás de El Agitador, preocupados como están por el futuro de su criatura, lo que más les importa no es el número de amiguitos en Facebook ni de visitas en su web. Prefieren no correr y apostar por un crecimiento sano y equilibrado para su retoño. Ellos ya saben que si alimentaran de otra forma a su pequeñín, éste crecería como la mala hierba y muy pronto llegaría a estar tan gordo como un tocinete bien cebado. Bastaría con atiborrarle a base de vídeos de plenos municipales llenos de ácidos poliinsaturados, grasientas declaraciones de personajes cabreados, comentarios anónimos cargados de mala leche, fotos de santos y ermitas rebozadas en colesterol, nostalgia de otras épocas empapada en manteca de cerdo y azúcar glass. Pero han optado por alimentarlo bien, con productos frescos, con frutas y verduras de la huerta de Caspe, con artículos bien trabajados, con reseñas de televisión, libros, discos y pelis, con muchas entrevistas a muy variados tipos de personas, con puntos de vista originales, con polémicas, con mucha música y, sobre todo, con la aportación de sus más de cuarenta colaboradores, algunos muy habituales y otros esporádicos, que lo que hacen es aportar las vitaminas y proteínas necesarias para que el niño crezca fuerte y lúcido y no acabe convirtiéndose en un crío reviejido y pelma, en un repelente niño Vicente, en un pitagorín resabiado, sabihondo y coñazo.
Los padres de El Agitador están como locos con él. Ni se atrevían a pensar que iban a poder aguantar todo un año cambiándole diariamente los pañales, calentando potitos y cantándole nanas. Pero el año se ha pasado en un suspiro. El que viene volveremos a vernos para celebrar sus dos añitos. Para entonces ya estará hecho un hombrecito que se afeitará y querrá salir con sus amigotes por ahí. Es la ley de la vida, ellos para arriba y nosotros para abajo. El Agitador es el hijo de Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda. Juntos forman una familia bien avenida y feliz. Una familia de las de toda la vida. Seguiremos informando.
Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda