La Carretera, de Cormac Mccarthy, editorial Debolsillo.
Lo primero es lo primero: en el diccionario de la Real Academia no se encuentra 
registrada esta entrada, hay que ir a la sospechosa (para algunas cosas) Wikipedia, donde sí encontramos definición.
Distopía: el concepto proviene del mundo anglosajón, donde se acuñó el término como contraposición a utopía (no-lugar) empleada por Tomás Moro para describir su idea de sociedad ideal. De aquí, entonces, se deriva distopía como una “utopía negativa”, donde la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal. Hasta aquí la descripción, luego nos viene una lista de autores y obras que entran en la categoría distópica: toda la ciencia ficción clásica, de Aldous Haxley, pasando por George Orwell y Ray Bradbury (o cualquier autor del género que ustedes hayan leído) hasta desembocar en el libro que reseñamos hoy.
De lo cual que se deduce que el futuro que vislumbran estos escritores visionarios es más bien negro, tenebroso, acojonador y nada feliz, y teniendo en cuenta que muchas de sus más oscuras predicciones se van cumpliendo de manera tozuda e inexorable, es hora de ponerse a temblar, y hora de empezar a protegernos de tan desagradable futuro.
Una de las maneras de protección puede ser el conocer de antemano lo que se nos viene encima, y nada mejor que leer a estos autores. Como los tres citados anteriormente ya han sido convenientemente aireados en series de televisón y películas, nos vamos a centrar en la última distopía de calidad literaria contrastada.
La trama es sencilla: un hombre y su hijo pequeño viajan por el sur de Estados Unidos, huyendo de la devastación, del hambre y de los caníbales en que han devenido los habitantes del país. Sólo les mantiene en pie su mutuo amor y respeto. Viajan hacia Méjico, donde parece ser que la destrucción no ha sido tan completa y catastrófica, (tampoco se nos cuenta que hemos hecho los hombres para provocar semejante Apocalipsis, pues la naturaleza no parece capaz de semejante maldad) y es ese viaje tan lleno de dificultades y peligros lo que cuenta Cormac McCarthy en este tan terrible libro. El estilo es seco, amargo, cortante, preciso como un bisturí y ácido como para secarnos la boca en un instante. Estupendo (y breve libro, apenas 200 páginas) que debemos leer para saber como responder a las circunstancias cuando las cosas se pongan de color de hormiga. Un placer difícil pero necesario. Me lo lean. Por favor.
Manuel Bordallo.
