No se equivoquen con la foto de la entrada, la he elegido por la formalidad del atuendo que lucen los políticos antañones, y no se crean que siempre eran tan formales y circunspectos, solo hay que leer alguna novela de la época, para ver que tenían los mismos vicios que adolecen los actuales, y seguro que algo del problema que está arrasando hoy el país ya nos viene de lejos, y tiene que ver con el desapego del político con el ciudadano. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. ¿Les suena? El nuevo despotismo, que ni siquiera es ilustrado. La política de alpargata y barretina, o de alpargata y cachirulo, o de alpargata y castoreño, o de alpargata y televisión autonómica. Siempre de alpargata, pues el zapato y el traje es cosa antigua y como de facha. Viva la informalidad. El coleguismo. To er mundo es güeno. La mala es la Sociedad. El delincuente se regenera, solo es un enfermo, un inadaptado. Hay que dar oportunidades. Hay que proteger al que compró preferentes pensando que los perros se ataban con longanizas. ¿Pero de verdad alguien pensaba que los duros te los daban por cuatro pesetas? ¿Quién timaba a quien? ¿Estamos todos tontos, o que? ¿Se acuerdan del timo de la estampita?, pues sigue funcionando, aquí y ahora, y en todos los estamentos de la sociedad. Como en el clásico timo, ¿quien es más pillo? ¿el que engaña, o el que quería engañar al tonto?. Ese es el verdadero problema de este país, antiguamente llamado España. Todos queremos engañar. Cuando hacemos la declaración de renta queremos engañar y pagar menos. Cuando compramos acciones preferentes queremos ganar más que los tontos que tienen su dinero en cuentas corrientes. Cuando compramos un piso (cosa que ya empieza a estar fuera del alcance de casi todos) queremos venderlo al cabo de unos pocos años ganando dinero, para comprar otro más caro, y vuelta a empezar. Ya pagará algún tonto. Y, de repente nos hemos quedado sin tontos y sin money. Por mejor decir, se nos ha quedado la cara de tonto. (A lo mejor es que de verdad somos algo tontos). El ministro Gallardón pare una nueva ley del aborto que no mejora para nada la anterior. Al margen de los casos de malformaciones, riesgo de la salud y las violaciones, el resto de embarazos no deseados se podrían haber evitado con una simple operación de profilaxis: pastillas y condones. Todos los que han cobrado por dar clases de educación sexual y control de natalidad, debían ser un poco tontos, pues su labor no ha servido para nada. O a lo mejor los tontos son los que han recibido las clases y no han sabido aprovecharlas. Pues, sinceramente, podríamos habernos ahorrado el dinero que nos costaron, a lo largo de treinta años, que no debe ser poco. Para lo que ha servido…Y así podríamos seguir hasta la náusea o el infinito. La tontería del ser humano español, o catalán, o aragonés, o…parece no tener límites. Los primeros de la lista de tontos. Un país lleno de tontos y de ladrones. Como en el viejo chiste del pueblo que era el segundo más blasfemador de la provincia: ¡¡¡Me cagüenDiós, himos de ser los primeros!!!
Y, a fe que lo estamos consiguiendo.
Manuel Bordallo