Retomamos en El Agitador una serie que iniciamos antes del verano entrevistando al que, en aquel momento, era el cabeza de lista del PP en Caspe, Néstor Fontoba. Creemos necesario conocer a los caspolinos que aspiran a representarnos en las instituciones para poder juzgar su actividad con menor margen de error. Hoy tenemos con nosotros a Vicente Sancho, representante en el Ayuntamiento caspolino, y también en el gobierno de la Comarca, de Chunta Aragonesista. Dejamos que hable y tomamos nota de sus palabras.
(Hay que tener en cuenta que la entrevista tiene lugar el día dos de noviembre. Han transcurrido más de viente días desde entonces)
Cuando decidiste entrar en política ya no eras ningún niño ¿Qué te llevó a dar ese paso? Siempre me ha interesado la política local porque es aquella en la que puedes “hacer casa”, es la que tienes más cerca y en la que más puedes aportar. En mi opinión, hace unos años, Caspe atravesaba una época de desencanto generalizado con la política a causa del ambiente tan enrarecido que había dejado la extraña relación entre PSOE y CPC. Lo mismo pactaban que se querellaban entre sí. Había mucha crispación y me apetecía hacer algo para cambiar esa situación.
¿Y por qué en una formación como CHA? Fue casi una casualidad. Yo era presidente del APA del Colegio Compromiso y coincidió que CHA organizó unas jornadas sobre Educación en las que participaron José Luis Soro y Nieves Ibeas. Me invitaron a un almuerzo-debate y eso me sirvió para entablar contacto con ellos. A mí me parece que hay que implicarse en la educación de los hijos, que no solo es tarea de los maestros, que en casa los padres también podemos hacer mucho por la educación de nuestros hijos. En aquella reunión empecé a darme cuenta de que había muchas cosas en las que coincidía con Chunta y, a base de mantener el contacto, de cruzar correos, poco antes de las últimas municipales, recibí la invitación a encabezar la lista por Caspe. El PSOE más que ser un partido, estaba partido, ni era obrero ni socialista. No hacía política de izquierdas. A pesar de que CHA es un partido abiertamente nacionalista, y yo no lo soy en exceso, sí que es un partido de izquierdas, y yo lo soy, por lo que creí que en CHA iba a encontrar el ambiente necesario para poder trabajar por mi pueblo. A veces no se está al cien por cien de acuerdo con las líneas que marcan los partidos pero hay que adaptarse y también adaptarlas a la realidad local.
Ese paso del anonimato a la palestra suele dar miedo a quien lo da, ¿fue ese tu caso? No tenía miedo. Ni siquiera a la crispación tan grande que había en Caspe. Tenía claro que si entraba era para intentar cambiar eso precisamente. Unas expectativas casi de adolescente. A ver si puedo cambiar la forma de hacer política, intentar que la gente no esté cabreada con los demás solo por pensar diferente. Mi mujer me apoyó en ese paso y todo fue rodado.
¿Crees que, poco más de un año después de tu debut, has conseguido lo que te proponías, rebajar ese tono agrio? No sé si seremos capaces de rebajarlo del todo pero yo soy optimista. En ese sentido es una pena que Nestor Fontoba que, a pesar de defender una ideología opuesta en muchas cosas a la mía, compartía al cien por cien esa visión de lo que tiene que ser la política lo haya dejado porque había buena sintonía en ese sentido.
¿Cuál es, en general, la situación en el Consistorio caspolino? Muy compleja. No hay mayorías absolutas, ni pactos de gobierno, con lo que está gobernado por una minoría de cinco concejales que son cuatro en realidad por la enfermedad de uno de ellos. Mi responsabilidad a lo que me lleva es a intentar ayudar a que el pueblo se gobierne a pesar de los desacuerdos. El problema, a mi modo de ver, es que se está gobernando a golpe de Junta de Gobierno y eso es un error. Todo se hace a base de decreto de alcaldía, cuando se convocan los plenos, estos están llenos de asuntos insustanciales. Yo creo que tienen miedo a no poder sacar adelante los temas y tampoco intentan llegar a acuerdos o consensos. Lo que alegan es que no hay asuntos importantes para convocar el Pleno pero solo en julio hubo ¡cinco! Juntas de Gobierno. Yo creo que hay que decirles ya que son solo cuatro frente a ocho y que tienen que contar con los demás.
¿A qué achacas esta actitud? Yo creo que es pura bisoñez. En el equipo de gobierno apenas hay personas con experiencia en política y esto a lo que está llevando a un mal funcionamiento, en algunos aspectos, de la institución.
¿Por ejemplo? Hay muchos. En relación a la pelea que se produjo hace no mucho en la Plaza de España entre ciudadanos pakistaníes, tuvimos casi que enterarnos por la prensa de lo que había sucedido realmente. En relación a la próxima visita de los príncipes, desde el ayuntamiento se nos ha avisado de ello pero no conocemos ningún detalle al respecto. Ni horarios, ni normas de protocolo, ni nada. Soy concejal en el ayuntamiento de mi pueblo pero sé más cosas de la institución a la que represento por los medios de comunicación o lo que me dice la gente por ahí que por mis propios compañeros.
A propósito de la visita real, ¿Cómo se comportará en un caso así el representante de un partido republicano? Yo soy republicano. No creo que nadie deba tener privilegios y la familia real los tiene. Pero como concejal tengo que estar donde me toque porque yo acepto las normas del juego democrático incluso si no me gustan.
Pero lo cierto es que, aunque sean solo cinco o cuatro los concejales socialistas, forman la lista más votada y de hecho gobiernan. Sí, pero cuando estás cuatro de doce, si alguien te viene con propuestas, tienes que escucharlas. No se puede gobernar un pueblo como Caspe escudándose en lo que digan los “técnicos” porque eso es anular la acción política. Hay que escuchar lo que dice la gente y facilitar las cosas al ciudadano. El Ayuntamiento de Caspe vive hoy aislado de la voz popular. Solo escucha lo que dicen los “técnicos”. Claro, así no hacen falta los políticos. Pones a un gestor que gobierne con criterios técnicos y ya está, pero es que un ayuntamiento no es una empresa.
Vuelvo a pedirte un ejemplo. Si algo no le gusta a nadie es que, en principio, está mal. Pues, bueno, las Ordenanzas Fiscales del ayuntamiento de Caspe, no le gustan a nadie. Ninguno de los profesionales que se tienen que manejar con ellas está de acuerdo con ellas, sobre todo en relación al procedimiento. Todos se quejan de las dificultades que plantean. Supongo que deberíamos tenerles en cuenta, sobre todo en un momento como este en el que lo último que hay que hacer es paralizar las cosas.
Pasemos a otro ámbito político en el que también tienes presencia, través del partido al que representas, y que, a día de hoy, resulta incluso más polémico que el municipal. Lo primero que tengo que decir es que yo no soy comarcalista. Las comarcas son un invento del PAR con la connivencia del PSOE y el PP. El proyecto de comarcalización no es bueno. Treinta y tres comarcas son muchas comarcas y muchas de ellas se corresponden con territorios demasiado extensos y con apenas población. Mantener eso es un gasto es excesivo. La nuestra al menos tiene suficiente población.
Pero es casi ingobernable. Nosotros decidimos entrar para trabajar y echar una mano en su gobernación. Pero la situación hoy es casi insostenible. Sobre todo por el tema de los sueldos, hablemos claro. Me consta que también en los otros partidos que gobiernan existe malestar por ello. Somos un tripartito (PSOE, CHA y PAR) con puntos de vista muy distintos y hay poca comprensión hacia la labor que desarrollamos incluso en las agrupaciones locales de los distintos partidos. Estar juntos en un equipo de gobierno no significa que cambies de ideología pero tienes que aceptar cosas que a veces no van contigo. A día de hoy, el único asunto no solucionado en la comarca es el del sueldo del Presidente y el Vicepresidente.
¿Cual es tu postura al respecto? Creo que tiene que rebajárselo.
¿Y a qué estás dispuesto para conseguirlo? Es bien fácil. O se lo rebajan o Chunta sale del equipo de Gobierno.
Lo que más me choca de todo lo que dices es que PSOE, PAR y CHA podais poneros de acuerdo en algo. Lo hicimos muy mal. De hecho CHA pactó con PAR, no con PSOE. Todo resulta confuso. Fíjate que tenemos dos consejeros en la Junta de Gobierno cuando, por número, solo tendríamos que tener uno. Todos nuestros consejeros están en la Junta de Gobierno.
En general, tengo la impresión de que no se ha conseguido que la gente vea a las comarcas como entidades próximas a sus necesidades. La mayoría de la gente desconoce la labor de las comarcas. No son entidades de inversión, sino de gestión, de gasto y eso hace que muchas de las cosas que hacen no queden en el tiempo.
Tú te encargas de la Consejería de Turismo, ¿no crees que a estas alturas resulta demasiado redundante la apelación a los supuestos efectos beneficiosos del turismo para el ansiado desarrollo de nuestras comarcas? Un poco, sí. En relación a Caspe yo tengo claro que lo único que puede gestionarse en el tema de la pesca. Viene mucha gente a pescar y eso tenemos que gestionarlo. No tengo claro que el coto sea la solución pero sí que la gestión debe ser privada. Eso es algo que quizá en mi partido muchos no entiendan, pero bueno… Quizá habría que utilizar la figura del “Paraje protegido” que seguramente gustará más.
Y qué me dices de los otros grandes valores de nuestro patrimonio como la Veracruz o el Compromiso. Ojalá consiguiéramos atraer a miles de turistas a ver la Veracruz. No soy religioso pero estaría encantado de que Caspe se llenara de gente por ese motivo. Pero creo que no es reclamo suficiente. Hay demasiados trozos de la Cruz repartidos por el mundo. En cuanto al Compromiso creo que el fallo ha estado en no haber sabido celebrar el Centenario en solitario. Han estado Alcañiz y Zaragoza por en medio y eso ha distorsionado el mensaje. Deberíamos haber tenido más ambición en todo.
¿Qué quieres decir exactamente? Pues que tendríamos que hacer tirado la casa por la ventana y haber traído aquí, por ejemplo, a Carles Francino a celebrar su programa de radio que es el más oído del país y eso nos hubiera dado la difusión que no hemos conseguido dar.
¿Por qué no se ha hecho así, con ambición? Porque no sabemos luchar por nuestras cosas. El Compromiso es solo un ejemplo. Cuando defendemos algo, los políticos locales se tienen que poner duros y sacar las cosas adelante. Me acuerdo de la Muestra de Teatro Infantil que se celebraba en Caspe y que atraía a gente de fuera y nos daba proyección. Se dejó morir y ahora la celebran en Alcañiz.
Percibo cierta fijación con nuestro vecino turolense. No, no. Alcañiz es solo la prueba de que cerca de aquí hay gente más capaz de hacer cosas que nosotros. Nos falta coraje. Debemos ser más caspolinos. Lo nuestro es tan bueno como lo de los demás.
¿Y no crees que lo que pasa en realidad es que para los políticos es mucho más cómodo hablar de cosas que ocurrieron hace seis siglos y atribuirles propiedades milagrosas, que en realidad no poseen, en lugar de pensar en qué salida darle a un Polígono Industrial vacío, por ejemplo? El tema del polígono es muy complicado porque pertenece al Instituto de Suelo y Vivienda de Aragón. Está claro que los precios son altos y que habría que estudiar formulas, como el arrendamiento con opción de compra, que permitieran que los empresarios pudieran acceder a él. Habría que actuar en eso.
Otro de los asuntos complicados en un municipio como Caspe entiendo que es la inmigración. La realidad es tan apabullante que exige al menos una toma de conciencia por parte de los políticos. Los inmigrantes han hecho durante mucho tiempo trabajos que los españoles no queríamos. Hoy las cosas han cambiado y los inmigrantes compiten con nosotros por cualquier puesto de trabajo. En Caspe, está claro que la inmigración ha ocupado el centro del pueblo y reconozco que eso genera problemas de adaptación a nuestras costumbres. No existen todavía problemas raciales pero a mí preocupa lo que pueda pasar con la segunda generación de inmigrantes. Niños nacidos aquí de padres de “allí”. Se están generando guetos, locutorios, cafetines y demás, y no criminalizo pero veo lo que ha ocurrido en Francia y no puedo dejar de pensar que hay que aprender de su experiencia, que no ha sido precisamente buena, para evitar que esas cosas acaben pasando también aquí.
¿No crees que para eso tendremos que acabar, por doloroso que le resulte a mucha gente, aceptando muchas de sus costumbres casi como nuestras? Me refiero a sus festividades, sus hábitos, su cultura. Quizá un día en Caspe haya que incluir en el calendario festivo una mención al Ramadán o a la Fiesta del Cordero lo mismo que a San Indalecio o al Corpus. En un pueblo de diez mil habitantes en el que más de tres mil son inmigrantes está claro que algo habrá que hacer. Qué, ese es el problema. Tenemos que aceptar sus costumbres pero ellos tienen que aceptar las nuestras porque viven aquí. El Ramadán es un buen ejemplo de ello. Una fiesta que dura un mes durante la que no pueden ni comer ni beber durante el día es incompatible con la faena en el campo que exige unos ritmos de producción. Entiendo que respeten sus preceptos pero si quieren vivir aquí deben entender que resulta muy difícil compaginar algunas de sus costumbres con nuestra realidad económica y social. De todas formas, yo soy optimista. Estoy convencido de que en un par de generaciones muchas diferencias habrán desaparecido. Lo veo en mis hijos que comparten clase con niños inmigrantes y son amigos y comparten muchos intereses a pesar de las diferencias.
Volviendo a la Comarca. Una de nuestras peculiaridades es el bilingüismo. Decíamos que el ciudadano sentía cierta desafección hacia lo que son las comarcas. Para conseguir una comarca unida, aquí deberíamos, además, aceptar que se hablan dos lenguas distintas y eso se me antoja bastante complicado conociendo la mentalidad de los caspolinos al respecto. Es que esta es una comarca muy extraña. Culturalmente los caspolinos tenemos mucho más que ver con el Bajo Ebro, Escatrón, Sástago y demás, que con Maella o Fayón. Está muy claro que la lengua es un obstáculo porque las lenguas deben servir para facilitar la comunicación y aquí ni siquiera nos ponemos de acuerdo en como llamar a lo que hablan casi la mitad de los comarcanos.
Te refieres a la polémica entre la denominación “catalán” y “aragonés oriental”. (risas) El “aragonés oriental” para mí es lo que se habla en los bazares chinos que hay en Caspe. Es catalán pero tenemos prejuicios a la hora de llamarlo por su nombre. Si en lugar de catalán se llamase “lenguas del Mediterráneo” nadie diría nada. El problema es la connotación de la palabra “catalán”.
¿Y como lo arreglamos? Creo que de ninguna manera porque cuando te imponen algo políticamente nunca acaba de funcionar. Las comarcas nunca funcionarán, como nunca han funcionado las provincias. Conseguir una unidad cultural entre los pueblos de la comarca me parece algo imposible. De quince mil comarcanos, diez mil son de Caspe.
Mucho pesimismo en tus palabras y muy poca fe. No me extraña que te cueste tan poco dejar tus responsabilidades de Gobierno comarcales. Yo seguiría en el cargo porque creo que, aún así, se pueden hacer muchas cosas, pero dependo de lo que diga el Ligallo de Chunta del que dependo.
Hoy parece estar de moda decir que la culpa de todos nuestros males no es otra que la sobreabundancia de cargos públicos. Como si no hubiesen existido ni la desregulación del sector financiero, ni las hipotecas subprime, ni los errores de los organismos reguladores, ni la burbuja inmobiliaria. Hoy la culpa es solo de los políticos. Y esa afirmación, que es válida en el caso de los que tienen mando real, Gobierno de la nación, autonómico, grandes municipios, no deja de ser una terrible injusticia en el caso de los miles y miles de anónimos concejales o alcaldes de pueblos pequeños para los que la dedicación a la política, lejos de ser una fuente de ingresos económicos o de influencia, es más bien una putada. ¿No crees que esa moda esconde detrás una demagogia demasiado peligrosa con una finalidad oscura cuando menos? No sé cuanta gente es necesaria para que un país funcione pero un setenta por ciento de esa gente no le cuesta ni un duro al Estado. No creo que sea ese el problema. Otra cosa es que la política esté desprestigiada en este país. Es normal. A cualquier parado le costará aceptar que exista el Senado, que es una institución que seguramente habría que suprimir o, por lo menos, reformar. O el tema de las jubilaciones de muchos políticos, por ejemplo. La gente está hasta las narices de los recortes, de Bankia, de todo, pero la mayoría de los políticos no viven ni cobran de la política. En Caspe, solo hay un político que viva de ella.
¿Cuanto te llevas por ser concejal? Cobro noventa euros por Comisión Informativa y ciento veinte por Pleno. Y muchos meses no hay Pleno. Si comparo lo poco que cobro con las horas que le meto está claro que estoy haciendo un mal negocio (risas) pero, claro, yo no lo hago por el dinero. En el caso de la Comarca, sí que hay gente que cobra bastante y ya te he comentado que ese un tema con el que no estoy muy de acuerdo. Quizá se podrían suprimir consejeros. Actualmente somos veinticinco, pero, salvo esos que cobran más, creo que los demás perciben unos cien euros al mes.
¿Qué balance extraes de tu experiencia en política? En realidad, nunca he estado desvinculado del todo de la política. En este último periodo creo que hemos conseguido reactivar a CHA a nivel local, hemos perdido la ingenuidad política, y lo que espero es que haya relevo el día que no estemos los que ahora estamos.
¿Tú estarás mucho tiempo? No quiero volver a presentarme. Tienen que venir otros. La gente tiene que implicarse y trabajar para cambiar las cosas. Está bien quejarse, lo del 15M y todo eso, pero solo se pueden cambiar desde la política. Yo pido que la gente se comprometa. No protestes tanto, apúntate, al que sea, pero metete y trabaja desde dentro para cambiar las cosas. Uno de los problemas que yo veo es que, de treinta años para abajo, la gente no se implica más allá de hacer “bulto” en las listas electorales para conseguir llenarlas.
Terminemos como terminamos siempre en El Agitador. Nuestros lectores quieren saber qué peli, disco y libro son los preferidos del hombre del que depende el futuro inmediato de la comarca. (risas) Peli, “La Vida de Brian”. Libro, en general me gusta mucho Eduardo Mendoza. He leido muchas veces “Las ratas” de Miguel Delibes. Disco, yo lo que más escucho es música folk. Hay un par de discos de Hato de Foces que me gustan mucho pero ahora, precisamente, no me acuerdo del título.
Jesús Cirac