El pasado sábado, ya avanzada la noche, la 2 de Televisión española emitió una nueva entrega de su longevo programa La noche temática que, bajo el título “De una guerra a otra. Bajo todas las banderas: Españoles en la Segunda Guerra Mundial” incluía dos excelentes documentales. El primero de ellos, titulado “Campos de resistencia”, narraba la experiencia de los republicanos españoles tanto en los campos nazis como en las filas de la Resistencia francesa. El segundo, “El frente del Este: rojos y azules”, hablaba de los españoles que conocieron la Segunda Guerra Mundial en tierra soviética. Unos, rojos, como niños de la guerra o como soldados o mandos del Ejercito Rojo. Otros, azules, como miembros, voluntarios o forzosos, de la División Azul.
Disfruté con aquellos documentales que recordaba haber visto ya antes. Pero es esta ocasión lo que más despertó mi interés fueron determinadas canciones que acompañaban a algunas de las imágenes. Se trataba de temas clásicos españoles como el Ay Carmela, las Coplas de la Defensa de Madrid o El Quinto Regimiento. Canciones que había escuchado una y mil veces. Canciones a las que nunca había prestado una especial atención y que adquirían nueva y clara significación al lado de los testimonios de aquellos hombres y mujeres heroicos y resignados. Más allá de constituirse como excelentes ejemplos de lo mejor de la música popular española, aquellas viejas canciones consiguen alzarse, hoy como ayer, como símbolos vivos de un tiempo trascendental cuyas claves últimas seguimos buscando sin descanso.
A propósito de esas viejas canciones quisiera hoy recomendar dos discos, casi tan míticos ya como sus autores, en los que se reinterpretan algunas de esas viejas tonadas a ritmo de jazz. John Coltrane grabó Olé en 1961 tomando como clara inspiración la música popular española. Un año antes, otro gigante del jazz con quien Coltrane tocó durante bastante tiempo, había hecho lo propio. Sketches of Spain fue el particular homenaje del trompetista Miles Davis a nuestra tradición. Un disco monumental, grandioso, en el que el virtuoso Davis eleva a los cielos con su trompeta afilada el maravilloso Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, ataca El Amor Brujo de Manuel de Falla o se arranca con una saeta.
Olé es menos condescendiente que Sketches of Spain. Donde Davis es explicito y claro, Coltrane se muestra oscuro y visceral. Si Davis se atreve con nuestros grandes músicos, Trane acude directamente a la fuente popular de nuestra tradición. Olé, la primera pieza del disco, arranca con la gravedad rítmica de un contrabajo al que pronto se unen la batería y el piano para tejer un espeso sedimento sonoro que da pie al lamento potente y descarnado del saxo de Coltrane con el que se inicia este portentoso viaje de dieciocho minutos hasta lo más profundo de nuestra cultura. Olé es un largo trance espiritual parido por un visionario, un verdadero chamán en estado de gracia, que resume cientos de años de música española. Un largo y placentero desarrollo sobre el que despuntan viejas melodías de la guerra de España, ecos del pasado andalusí, la intensa agitación del cante flamenco. Un disco maravilloso.
Pocas muestras del genio humano han profundizado más en la esencia de ese extraño país llamado España que estos discos ignorados persistentemente por millones de españoles. Otra vez son extranjeros quienes más se acercan a nuestro verdadero yo colectivo y otra vez los españoles miramos hacia otro lado mientras la verdad acerca de nosotros mismos se desgrana en obras de arte absolutamente minoritarias en nuestro país a pesar de su carácter descaradamente abierto y popular. Si de verdad fueran ciertas todas esas patrañas acerca de la Patria, en ningún hogar español faltarían discos tan definitivos, emotivos y geniales como Olé o Sketches of Spain.
Jesús Cirac
Miles David: Sketches of Spain:
John Coltrane: Olé: